Berlín, 31 ago (dpa) – El Museo de las Letras de Berlín («Buchstabenmuseum»), creado con el objetivo de preservar rótulos y tipos de letra históricos, cerrará sus puertas el 6 de octubre tras 20 años, debido a la falta de fondos.

«No hemos recibido ninguna financiación institucional ni regular. Y ahora estamos en un punto en el que sencillamente no podemos seguir sin apoyo financiero», explicó a dpa su fundadora y directora, Barbara Dechant.

A pesar del compromiso de un equipo de voluntarios que se ocupaba de los horarios de apertura, el transporte y el trabajo manual, la carga principal seguía recayendo sobre ella, dijo Dechant.

El número de visitantes se ha reducido a la mitad desde la pandemia de coronavirus, y los crecientes costes energéticos y de funcionamiento ya no pueden cubrirse, indicó.

El museo recauda ahora dinero por Internet, entre otras cosas, para devolver la ayuda recibida por el cierre durante la crisis del coronavirus. Sin embargo, aún no está claro qué depara el futuro.

«Estamos pensando qué podemos hacer con la colección», explicó Dechant, diseñadora de comunicación. El museo se encuentra actualmente cerca de la estación de Bellevue en Berlín.

Tipografía que se puede tocar

La colección consta de unas 3.500 letras, desde letras sueltas hasta tipos de letra completos. Las piezas expuestas proceden principalmente de Berlín, pero también de otras partes de Alemania, Austria y Suiza.

A menudo se trata de letras de espacios públicos – tiendas, estaciones de tren o instituciones – que han encontrado aquí un nuevo hogar.

Uno de los objetos más antiguos es un rótulo de neón de 1947 que aún funciona. El museo no solo ha documentado las letras en sí, sino también su historia y contexto: desde rótulos de tiendas hasta envases y carteles de puertas.

Las letras más grandes miden hasta tres metros y los materiales van del metal y la madera a la porcelana, el cristal y material acrílico. «No solo coleccionamos letras de neón o letras que son bonitas porque se iluminan, sino que nuestra colección se centra en la letra construida, tangible, en 3D», subrayó Dechant.