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Hasta el próximo encuentro, Trovador…

 

Hugo Eduardo Avila – Músico, autor, compositor y escritor de  Mendoza – Argentina

hugoavila1@gmail.com

Texto y foto del Autor

 

Hasta el próximo encuentro, Trovador…

En ocasiones la muerte, como tajante verdad que se expresa en el universo, se encuentra con la excepción que toda regla parece tener. Obediente herramienta de un plan divino o de naturaleza incomprendida, acomete en su paso sin contemplaciones y, al parecer, resigna el legado de su nombre a los más bajos y dolientes conceptos de quienes se ven afectados por su obra.

Ironía o designio, este día, conmemorativo de la tradición en Argentina, deja un sesgo de tristeza tras la partida material, en la víspera, de Ariel Flores; músico, intérprete, creador de imágenes sonoras y puente comunicacional de un pasado de tradiciones y ritos que supo actualizar a estos vertiginosos tiempos de conexión virtual.

Cuando la muerte acaricia la juventud cronológica nos hace pensar en la ausencia de justicia divina, como una suerte de: “…aún no era tiempo…”, y se expresa a los dolientes el profundo deseo de una pronta resignación. Sin embargo, cuando la partida física deja estelas de recuerdos vívidos y palpables, se percibe la presencia permanente que parece habitar en universos paralelos, una suerte de naturaleza inmaterial que de un modo u otro afecta y modifica a la materia misma. Así, cuando quien parte, pese a su juventud, ha dejado un enorme caudal de recuerdos y dibujos de música y emociones, presenta a la muerte en un rol que pocas veces se le atribuye, nace entonces el mito, la leyenda, el recuerdo y la conexión más íntima y sensible que todo ser viviente aspira alcanzar; vence a la muerte misma.

No fueron muchas las ocasiones en que lo traté, ya que lo conocí siendo él muy niño. Ya entonces, y como herencia de sangre, podía apreciarse el inocente y secreto lenguaje entre él y su guitarra. Era indudable su destino de protección a las más nobles y sagradas tradiciones de nuestra tierra cuyana, y casi un prefacio que portaría en sus hombros, junto a sus contemporáneos compañeros, el estandarte más representativo del emblemático conjunto musical que define nuestra historia de tradición entre tonadas, cuecas, gatos y ruegos.

Ayer, 9 de noviembre, el cielo de los custodios cuyanos recibió a otro trovador de cuyo, y lo imagino como una ceremonia de oportuno silencio para permitirse escuchar la caricia sobre las bordonas enmarcando la melodía de las primas cuerdas antes del canto y, por supuesto, del cogollo. “…Serenata señores…”, fue el anuncio antes del sepulcral silencio; algarabía, brindis y “…gracias compadre…”, las palabras en el fundido abrazo de quienes lo estaban esperando.

Hasta el reencuentro compadre Ariel Flores, “Trovador de Cuyo”.

Hugo Eduardo Ávila
10Nov2020

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