La voz poética de Adela Marziali por Marta de Arévalo Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication Número 24 - Julio 2025 8 de julio de 202512 de julio de 2025 LA VOZ POÉTICA DE ADELA MARZIALI [1] Especial por Marta de Arévalo Escritora y Poeta uruguaya –mfdearevalo@gmail.com La literatura infantil, durante un tiempo, considerada género menor en literatura, cumple una enaltecedora gestión estética y moral en los primeros años de la vida. Cuando el niño, despertando a todos los influjos del ambiente, descubre el mundo y sus posibilidades – para bien y para mal- y necesita imprescindiblemente una guía espiritual. Y son los buenos autores de este género literario, los que aportan, con amor y alegría, esos sutiles elementos de belleza y fantasía, a la insigne tarea de forjar, preservar y guiar las mentes juveniles. Nuestro país, es rico en autores calificados en este género. Si no, todos, muchos de ellos, maestros. La biblioteca de poesía y narrativa infantil es voluminosa, diversa en temas y estilos, y adecuada a diferentes edades de niño o el adolescente. Sin duda, son mucho los autores que merecerían un estudio. Nosotros, en este breve ensayo, iremos al encuentro de una mujer, cuya vocación sostenida a lo largo de toda su vida, es indiscutiblemente valiosa. Adela Marziali, hija de Angel Marziali, italiano, y Adela Garello, hija de italianos, nació el 17 de octubre de 1911. Se recibió de maestra en 1931, con auténtica vocación. Luego de una extensa trayectoria docente y una no menos extensa y constante creación poética. Vayamos al encuentro de su voz. La voz poética de Adela Marziali trasciende en creaciones plenas de encanto y frescura. La autora, ha cumplido una fecunda labor en la enseñanza, donde su palabra ha crecido en experiencia para manifestarse en belleza. Escribió poesías para niños que fueron musicalizadas como canciones escolares por músicos de la talla de Eduardo Fabini y Kurt Pahlen. Es autora de dramatizaciones que constituyen materiales educativos para estimular la expresión infantil en todas sus formas: hablada, escrita, gráfica, plástica, rítmica y coreográfica. De ella decía Roberto Abadie Soriano en 1984, en el prólogo a su libro “Mundo Niño”: “ Es una mujer de exquisita sensibilidad que dividió el quehacer de su vida entre la Escuela, la Poesía y el Hogar. Como maestra de fervorosa vocación, se consagró plenamente a dignificar la tarea escolar por medio del amor, la ternura y la belleza.” Su primer poemario,“Rocío”, apareció en 1953. Lo que resalta en esta poesía, que ella dedicara “ A mi hijo Ariel y en él a todos los niños…”, es la palabra natural, ajustada, límpida. Con limpidez y naturalidad de madre, con precisión de educadora. En este libro palpita un espíritu sereno, una ternura plena en gracia y alegría. Los títulos de los breves poemas evocan el mundo de niño pequeño. Luciérnagas, arañas, ranitas, grillos, un carnerito, el caballo Galopín, gorriones son los representantes del mundo animal en “Rocío”. Pero si también nos detenemos en otros: – Marinerito, Mamá Gorriona, Canción de Cuna, Luna Lunita, Preguntas al Arroyito, Rondas de Primavera, Rondas de Otoños, Campanita, Mar Alegre– estos nos dan la pauta de las dos vertientes principales que encontramos en la voz de Adela Marziali: el agua y la tierra. Complemento de universo ecológico, sencillo y hondo. El agua, se hace presente desde un surtidor, ya en forma de lluvia, ya corriendo en el hilo viboreante de un arroyito y fundamentalmente, en el mar. La tierra está representada en la variedad de pequeños animalitos y en especial, en el Cerro. Tal vez por estar allí más cerca del cielo, donde la tienta la Luna, motivo recurrente que aparece en varios poemas y que podría simbolizar el afán de evasión, de un más allá de tierra y agua. Un más allá sideral señalando un crecimiento espiritual. Los motivos claves del poeta pueden hallarse por dos diferentes sendas, que tal vez sean sólo dos diferentes formas de expresión del mismo secreto. Una, es la que se manifiesta en la reiteración constante de los temas, a lo largo de su producción vital. La otra forma, casi motivo escondido, es la que aflora de tanto en tanto en la obra creativa, pero que contiene una carga poética, capaz de hacer palidecer a temas más reiterados. En la década del 50, Carlos Alberto Irigaray compuso la música de dos relatos muy conocidos en el mundo escolar: “Aventuras de Morenita”, (que simboliza el elemento tierra), y “Perico y su balandro” (elemento agua). Cada uno de los títulos forma un cuento musicalizado en cinco piezas. Perico está significando la vida aventurera, lo imprevisto, lo audaz, el dejarse llevar por la ilusión… la búsqueda, el ensueño. Elemento agua que fluye. Morenita, es la previsión, el trabajo perseverante que sostiene, la familia que anuda, la ternura que protege. Elemento tierra que arraiga. En 1963 aparece el libro “Balandro”. Contiene treinta y un poemas distribuidos en tres secciones: “Paisaje”, “Hogar” y “Rondas y Juegos”. Aquí nos adentramos al mundo de Adela Marziali de que nos hablaba el prof. Abadie Soriano: La Escuela, en el poema ”Saludo” donde la maestra levanta la voz para enseñar al niño la amistad y la convivencia continentales. El Hogar, desde la canción de cuna “Claro de Luna”, donde, como tantas veces, el astro nocturno preside la inspiración. La Poesía, en “Rondas y Juegos”, que recoge los temas de “Morenita”, varios páginas tituladas “Lunerías”; en “La Veleta” que simboliza el afán viajero, y la admiración del cielo con sus colores cambiantes y maravillas en “Arco Iris “Abanico de colores / que te duermes en la luz, / quiero abrirte con mi prisma / descorrer tu bello tul.” Y aparece un tema que luego se reitera: el pinar, enlazado con la luna y con el mar: “El pinar ya se ha dormido / al dulce arrullo del mar. / Madre amorosa la luna / su sueño viene a velar. “ El elemento agua va creciendo en reiteración y asociaciones. El arroyito de ”Rocío” es ya “El Río”: “Cruzando los campos/ en busca del mar / cantando y cantado / el río se va. / Por valles y llanos / se tiende a soñar;/ por cerros y riscos, / tendrá que saltar.” Se diría que la poesía va creciendo en intensidad de ansia viajera, va en busca del mar. En busca de un “Mar alegre”, sereno, risueño, mar ideal. El niño, fuente de su inspiración, está siempre presente en sus poemas, con presencia velada que se adivina. En casi todo el recorrido de estos libros hallamos que Adela ha estado regalando su corazón de madre y de maestra con bondadosa alegría. Seguimos por “Blancos Caminos”, título de 1974. Son poemas con música de K. Pahlen. Caminos poéticos por donde se llega al Cerro, que es tierra y también elevación. Y notamos, que es en “el Cerro”, donde es más ella misma. Sólo ella, en soledad y unción con su propio yo. El primer poema de este tema aparece en “Rocío”: “Caminito del Cerro” Un poema pleno de significados. Si entendemos ese “Caminito del Cerro” como el camino de la vida, veremos que ella lo inicia cantando. Con música y alegría de abejas, tarea, labor productiva. Y con un lucero trepado en lo alto, en la claridad del cielo, símbolo de inmensidad. De su brillo, colgó el ensueño, es decir, puso alas a su ideal. Iba con su niño – “el de la faz de lirio”– Iba con la gracia, la belleza. la ternura… Aquí está manifiesta la mujer en su rol de madre. Es el ámbito del Hogar. Vemos otro poema con el título “Los Andes”. Ella compara la cadena montañosa con una fila de niños gigantes… Allí está simbolizada la cuesta de una vida esforzada, siguiendo un ideal –lejano lucero brillando- Cuesta que se emprende en la juventud, cantado. Donde por el aire, se va dejando, borradas, evaporadas, las ilusiones… Cerros que una vez traspasados, se ven en la lejanía del tiempo “con reflejos de arco iris … “ Cumbres blancas que semejan niños. Aquellos, donde su luz buriló amistades nobles e ideales puros. Aquí la maestra con una vida dedicada a formar mentes. Es el ámbito de la Escuela. Otro poema con el mismo tema aparece en “Balandro” Aquí todo, el camino del Cerro o de la Vida, la llegada, los verdaderos ideales del alma- está armoniosamente aclarado. Las abejas zumbadoras del primer libro – materia viviente- se han transformado en “alados violines del aire” Algo intangible, diáfano. Como diáfano e intangible es el clima del poema. porque se está hablando “ al pie de una tarde”, que ha de ser la tarde de una vida humana, desde donde se contempla el camino del Cerro, que se comenzó a transitar en los tiempos tempraneros de “Rocío”. El propio título del poema, nos está dando la pauta: Serenidad. Casi toda la obra poética que esta autora ha dedicado a la infancia. Pero su inspiración no se ha limitado al niño. Su creación poética recorre temas con motivos diversos. Conociendo excelentes poemas que permanecían inéditos, nos hacemos eco de su sensibilidad conmovida ante el paisaje; conocemos el fervor que late en la letra de sus himnos, donde vierte su admiración por brillantes personalidades de nuestra cultura; y, por sobre todo, asistimos a las motivaciones profundas de su alma, no ya, en su calidad de maestra y de madre, sino en la magnitud de ser humano amante, sufriente, complejo. Aquí la mujer. La escondida – quizás sacrificada- mujer, -muchas veces dolorida, muchas veces plena de fe y misticismo- que Adela Marziali guardaba para sí, tal vez para no herir, ni con el roce de una sombra, el espíritu de sus niños. o0o [1] Adela Marziali. (1911-2009= Montevideo, Uruguay)