Dino Campana, el poeta de Marredi por Ángela Gentile Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication Número 22 - Noviembre 2024 6 de noviembre de 20246 de noviembre de 2024 Prof. Ángela Gentile – Escritora – Buenos Aires – Argentina librosdelmundo.g@gmail.com “A la química no la comprendía en absoluto, por lo tanto me abandoné a la nada” Dino Campana aparece en la literatura italiana como un poeta de desbordes. Su poesía podría considerarse hibrida desde lo textual y lo conceptual; pero aún más en el estilo particular de utilizar su yo poético decididamente libre. Bien se podría decir que Campana es un poeta nacido en el siglo XXI; pero como es sabido nació en Marradi, Italia en 1885, en el siglo XIX. ¿Qué hace de Campana un poeta contemporáneo? Su interés por distribuir a través del lenguaje lo modal de una voz lírica que impulsada por una pasión indescifrable que transita los enigmas del oscurantismo, su mundo onírico y el viaje en busca de una globalidad cultural que lo contenga. Existe en su estilo una heterogeneidad palpable que interpela al lector o lectora; pues en cada verso expande sus discursos líricos hasta los confines límites de las emociones e las percepciones. Desde aquel indescriptible Dino Campana que frecuentaba los cafés de Paszkowski y Le Giubbe Rosse, en Florencia para observar el desarrollo de aquellas reuniones de arte y literatura, donde los protagonistas solían vender sus obras; y, donde él prejuzgaba a su futuro lector interpelándolo « ¡De esto, no comprenderías nada!» mientras rompía ante la mirada de todos algunas de las páginas. Su recorrido de anécdotas roza también a Marinetti; al cual entregó solamente las tapas y el índice de la obra autoeditada:Canti Orfici inicialmente “Il piú lungo giorno” . Este manuscrito había sufrido la indiferencia de Ardengo Soffici quien como editor le dice haberlo perdido y reencontrado 57 años después. Ese incidente obligó a Campana a reescribir todos los versos apelando a su memoria. Giovanni Papini, director de la revista Lacerba fue parte de los intelectuales indiferentes de su tiempo; pues, nunca le respondió una carta. La pobreza, la indiferencia, su eterno vagabundeo por la vida y sus pensamientos, no lo dejaron dimensionar la obra maestra de la poesía italiana que había escrito. Su poesía es contemporánea porque no solamente conlleva la esencia de la diáspora del ser humano de todos los tiempos; sino un yo lírico que parece abandonar todo espacio y todo tiempo en búsqueda de un espacio textual de frontera; lo cual le permite convivir con la hibridez de la poesía en prosa, con la poesía y con el diario: […] Sopra il silenzio fatto intenso esa riviveva il suo mito lontano e selvaggio : mentre per vü;ioni lontane, per sensazioni oscu re e violente un’ altro mito, anch’ esso místico e selvaggio mi ricorreva a tratti alla mente.[…][1] De este modo particular la poesía de Campana se expande pero no sobrepasa los géneros establecidos, demostrando una amplia identidad literaria. En la segunda parte de sus Cantos Órficos, más concretamente el de la poesía en verso, toma símbolos antiguos como la quimera personificada en una mujer; pero que, finalmente esa irrealidad en la vida, es la realidad en sus sentimientos. En esa segunda parte indicada como Nocturnos, dirá: […] y la inmovilidad de los firmamentos y los hinchados ríos que van sollozantes y las sombras del trabajo humano encorvadas allá sobre las álgidas colinas y todavía por tiernos cielos lejanas claras sombras corrientes y todavía te llamo te llamo Quimera[2] Los actos de escritura de Campana, no se limitan al espacio ni a la forma. En otra parte de esta su única obra aparece la estructura del diario, lo más próximo a la intimidad. Es allí donde Campana refugia al observador, al niño, al poeta y observa: […] Castagno, 17 septiembre IL canto fue breve: una pausa, un comentario improvisado y misterioso y la montaña retoma su sueño catastrófico. El canto breve: las tres niñas habían expresado desesperadamente en la cadencia milenaria sus oscuras y breves penas silenciadas en la noche! Todas las ventanas en el valle estaban encendidas. Estaba solo[3]. Su poesía no está regulada ni por los rasgos de literariedad ni por ningún paradigma de género; sino, por las mezclas culturales como en el espacio denominado Pampa, donde hace clara alusión al mate, una bebida típica argentina: […] lo desconocido de la pradera nocturna. —Un misterio grandioso y vehemente nos hacía fluir con un refrigerio de frescor profundo en las: —venas y nuestra sangre: —que nosotros saboreábamos con voluptuosidad — como en la cumbre de un silencio purísimo y estrellado[4]. Dino Campana culmina su libro Canti Orfici dejando entrever por un lado que, hay una tradición de aquello que debe ser cantado: la poesía; y, por el otro, los mundos misteriosos que se reúnen y originan en el espectro griego, donde tanto el silencio como la distancia de los siglos, establece un oxímoron perfecto. Hay un proceso de interpretación que no quedará en este escrito que se extiende al alma de Campana y que escribiera en Villa Castel Pulci, como síntesis de este breve recorrido por su obra: “[…] Estaba impulsado a una especie de manía de vagabundeo. Una especie de inestabilidad me impulsaba a cambiar continuamente… Así se definió este toscano de Marradí. [1] Campana, Dino (1914):.Canti Orfici.Marradi, Italia: Tipografia F.Ravagli,pp 8 [2] Campana, Dino (1975): Campana. Traducción Alonso, Rodolfo.Rosario, Argentina.Ediciones La Ventana.pp s/n. [3] Op.Cit.pp.49 [4] Op. Cit. pp 121