El comentario de un texto científico por Marisa Avogadro Thomé Agosto 2024 Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication 6 de agosto de 2024 Mag. Marisa Avogadro Thomé – Escritora y periodista argentina Socia correspondiente por la Argentina en la Academia Libanesa – Brasileña de Letras, Artes y Ciencias en Rio de Janeiro, Brasil – me.avogadro@gmail.com.ar El Conocimiento científico Para tratar el tema del conocimiento cientìfico, comenzamos abordando definiciones y siguiendo al Diccionario de la Real Academia Española en su versión electrónica, conocimiento es: 1.m. Acción y efecto de conocer. 2.m. Entendimiento, inteligencia, razón natural. 3.m. Noción, saber o noticia elemental de algo [https://www.rae.es/conocimiento] y científico: 3. adj. Que tiene que ver con las exigencias y objetividad propias de la metodología de las ciencias [https://dle.rae.es/cientifico]. Conocimiento cientìfico es el saber consciente y fundamentado que somos capaces de comunicar y discutir; se corresponde con el término griego «episteme» y se distingue así del conocimiento natural o vulgar, que es simplemente recordado y que no podemos someter a crítica. Supone un conocimiento obtenido por un método científico, observable, verificable, que permite inferir hipótesis y formular teorías. Actualmente se considera que el conocimiento es un proceso, en oposición a la consideración de la filosofía tradicional que lo concebía como algo estático Lo que caracteriza a la ciencia actual no es alcanzar un saber verdadero sino, como afirma Popper, la obtención de un saber riguroso y contrastable: «Las teorías científicas están en perpetuo cambio».( Popper 1985:68). Para que pueda considerarse al conocimiento, conocimiento científico, debe ser racional, sistemático, exacto, verificable y fiable. (Bunge 1981:9). Por su parte, Díaz y Heler apuntan las siguientes características (Díaz ; Heler. 1985:72): que sea un saber crítico y fundamentado; sistemático; explicativo; verificable; metódico; objetivo; comunicable; y provisorio. El comentario de un texto cientìfico Para comentar un texto científico, cualquiera sea la disciplina a la cual pertenezca, supone tener en cuenta 3 planos de acción, siguiendo la propuesta de Pedro Laín Entralgo. Primeramente hay que tener en cuenta que quien desee realizar un comentario de un texto científico debe haber leído íntegramente la obra y conocerla, para poder luego comenzar a analizarla. Además, si conoce otros textos del mismo autor resulta mejor, porque le permitirán conocer detalles e ir creando un marco de referencia en torno del mismo. Para iniciar esta tarea en primer lugar se encuentran en la obra una sucesión de palabras, oraciones, que de modo explícito nos «dicen acerca de» una temática determinada, y por otra está el mensaje implícito, aquello que trasciende las fronteras de la mera escritura y que bucea más allá, tratando de dar la explicación a la ontología de un problema. Algunas veces los textos sobre todo a ciencias exactas hacen referencia a temas que pueden ser sólo tratados de la manera en que están expresados, pero en lo que respecta a ciencias sociales, es más frecuente encontrar más de un mensaje. Continuando este planteo, Pedro Laín Entralgo propone mencionar tres instancias para escribir un comentario de un texto científico que son: a) lo que el texto dice a través de su gramática: por eso debe conocer el lenguaje en que está escrito el texto, para tener conocimiento cabal del hecho y además de su sintaxis, para saber la forma en que se unen sus oraciones, acorde con el lenguaje empleado y saber determinar así, si es correcto o no, si utiliza rigor lingüístico, elementos retóricos, cómo es su estilo, entre otros. En segundo lugar, se hace referencia a b) lo que el texto expresa históricamente es decir: se sitúa al texto en una época y lugar determinado y esto circunscribe a la obra. No todos los tiempos fueron o serán los mismos, ni tampoco los actores y protagonistas de esos acontecimientos. Situar una obra históricamente es imprescindible. Aquí se verán que muchas de ellas significaron un pensamiento avanzada para la época en que fueron escritas, por ejemplo. En tercer lugar se sitúa c) lo que el texto dice personalmente, por lo tanto aquí se menciona lo que como ser individual, en una ocasión definida, ha querido expresar a sus congéneres. Finalmente, todos estos elementos no se dan por separado en la realidad, sino integrados en el mensaje gramatical, unido al histórico y personal del autor y a lo que este texto «le dijo» al lector, que se suma a la opinión personal y lo que la obra significó en el universo cognitivo de quien la leyó. Bibliografía Avogadro Thomé, Marisa. (Julio 2024). Las fuentes de información. Disponible en: https://revistadiafanis.com.ar/2024/07/las-fuentes-de-informacion-por-marisa-avogadro-thome/ Alarcos, Emilio y otros. (1973). El comentario de textos. España: Editorial Castilla. Bunge, M. (1969). La investigación científica. Barcelona: Ariel. Bunge, M. (1981). La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Siglo XX Díaz, E; Heler, M. (1985). El conocimiento científico. Buenos Aires: Eudeba Popper, Karl. (1985). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos.