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Las torturas de la creación por el Dr. Antonio Ureña

 

Dr. Antonio Ureña – España

  leeresunderecho@gmail.com

 

            El psicólogo ruso, Lev Vygotsky (Psicología del Arte), escribía en lo años 20 del siglo pasado sobre lo que él denominó las torturas de la creación, para referirse tanto a la “sequía creativa” o falta de ideas para desarrollar el trabajo artístico Como, por el contrario, a la explosión de aquellas, la cual empuja a trabajar compulsivamente hasta que las mismas quedan plasmadas. Sobre lo que no hablaba este investigador, tan preocupado por la influencia de la sociedad en la puesta en marcha de los procesos psicológicos superiores -de los cuales, la citada creatividad constituye una importante manifestación -es de la “tortura” que dicha sociedad infringe a quien decidió dedicar su vida la creación, prácticamente con independencia del medio o lenguaje empleado.

Crear, supone nadar, vivir contra corriente, lo cual puede resultar una aventura apasionante, pero, eso sí: agotadora. Quienes, además los estudios reglados desarrollan de forma pelarela una actividad artística, deben sacrificar horas de ocio, sueño y un largo etc. para simultanear ambas modalidades. Pero no solo eso, que puede resultar incluso un sacrificio asumible, el problema son las “mil y una” zancadillas que desde el propio sistema educativo ponen a quien opta por esa formación artística. Si coinciden actividades, pruebas, o similar de las dos líneas de formación, la respuesta suele ser la misma: deja (léase: la música, la pintura, el baile, etc.) y dedícate a “lo importante”. Pero: qué es “lo importante”, y para quien. Posiblemente, para el chico o la chica que recibe esa respuesta, sean más importantes sus estudios artísticos que los “normales”, pues los que más le aportan como individuo; como persona, son los primeros. ¿Por qué?

Decía el pedagogo brasileño, Paulo Freire, de quien hace no demasiado tiempo se celebró el centenario de su nacimiento, que la educación debe enseñar a pensar, no a obedecer. Hoy, seguimos demandando un modelo educativo que desarrolle esta premisa, y ello nos indica lo poco que hemos avanzado en este tiempo y lo mucho que nos queda por recorrer. Si la creatividad es fundamental para el desarrollo del pensamiento independiente, las actividades que fomentan la misma ayudarán a los estudiantes a su desarrollo. ¿Por qué entonces las actividades que promueven la creación -música, artes plásticas o escritura creativa, por citar algún ejemplo – tienen una presencia cada vez más escasa en la escuela, con independencia de la etapa educativa desarrollada? ¿Por qué, entonces, la multitud de obstáculos a los que debe enfrentarse quien optar por recibir tal formación de manera ajena a la escuela, cuando debiera ser al contrario?

Toda sociedad se muestra orgullosa de sus artistas y los que han alcanzado un lugar preminente son sacralizados y, sin embargo, en lugar de impulsar la formación artística desde la base, se dificulta. ¿Otra muestra más de la doble moral a la que nos tiene acostumbrados el sistema social que tenemos?

Decía el escritor del Romanticismo, Mariano José de Larra, hace casi 200 años: escribir en España, es llorar. Dicha frase sigue vigente en la actualidad, a la que podemos apostillar: y pintar y tocar y esculpir y bailar y…. Y no solo en España.

Una de las principales funciones del arte es cuestionar las normas establecidas y la hegemonía del pensamiento único. Fomentar el pensamiento crítico, la autonomía y la creatividad, puede ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades para pensar por sí mismos y no simplemente obedecer. Esto les dará las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida y contribuir de manera significativa a la sociedad. Es decir, a no dejarse manipular ni dejarse influir por bulos, desinformaciones o informaciones falsas o sesgadas.

En el mundo de nuestros días han ganado relevancia las fake news y la posverdad – término este último que se refiere a una situación donde las emociones, creencias y opiniones de las personas tienen más influencia en la formación de la opinión pública que los hechos objetivos. – pues resultan muy útiles al sistema económico y social que tenemos: Así, se han trasladado a gran velocidad de los contextos digitales y las redes sociales a los medios de comunicación tradicionales o al discurso político, apelando más a las emociones y a las creencias preexistentes, que a evidencias y datos verificables.

La posverdad se basa en gran medida en la interpretación subjetiva de los hechos o en la manipulación de la información para apelar a esas emociones y creencias a las que nos hemos referido. La educación artística enseña a los estudiantes a reconocer que la interpretación de una obra de arte puede variar entre diferentes personas, lo que puede ayudar a desarrollar una mayor conciencia de las interpretaciones subjetivas en otros ámbitos, como la política o los medios de comunicación.

El estudio de las artes puede ayudar a los estudiantes a comprender cómo se construyen las narrativas y los mecanismos de transmisión de los mensajes a través de diferentes formas artísticas, tales como la pintura, la literatura, la música o el cine. Al analizar las narrativas en el arte, los estudiantes pueden desarrollar habilidades para identificar narrativas manipuladoras o engañosas en otros ámbitos, incluida la posverdad.

La educación artística fomenta la expresión creativa y la autenticidad. Al permitir a los estudiantes explorar y expresar sus propias ideas y emociones a través del arte, se promueve la autenticidad y el respeto por la diversidad de perspectivas. Esto puede contrastar con la posverdad, que busca imponer una única versión de la realidad y deslegitimar perspectivas diferentes.

La educación artística desarrolla la sensibilidad estética y emocional de los estudiantes, lo que puede ayudarles a reconocer y cuestionar las tácticas manipuladoras utilizadas en discursos basados en la posverdad. Al estar más conectados con sus emociones y poder apreciar la belleza y la complejidad en el arte, los estudiantes pueden desarrollar una mayor capacidad para discernir entre información veraz y engañosa.

Por estas razones, la educación artística resulta incómoda al sistema social que tenemos; por eso su creciente invisibilidad en los sistemas educativos; por eso las trabas a los estudiantes que simultanean su formación artística con las enseñanzas regladas de las que hablábamos en líneas anteriores y por eso “las torturas de la creación”, que dan título al presente trabajo.

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