Halle (Alemania), 14 ago (dpa) – La guerra de Ucrania es un conflicto híbrido que tendrá repercusiones sobre cómo debe plantearse Alemania su defensa, según Christian Hummert, jefe de la Ciberagencia, la oficina federal de innovación en ciberseguridad.

«Lo que vemos es una guerra híbrida, es decir, acciones cibernéticas combinadas con acciones físicas. Por ejemplo, Rusia atacó los sistemas de Ucrania durante la primera oleada de ataques para cortar las comunicaciones del ejército», dijo Hummert en una entrevista con dpa.

Así que, además de las dimensiones aérea, marítima y militar de la guerra, está la cibernética, explicó.

«Esto tiene ciertas ventajas, porque si inutilizo una central eléctrica mediante un ciberataque, puedo volver a encenderla cuando la haya capturado», añadió.

La guerra, que comenzó el 24 de febrero del año pasado, ha revelado muchas cosas en materia de ciberseguridad «que quizá no habíamos visto antes», dijo Hummert.

La agencia está estudiando qué impacto tienen o deben tener estos avances en la Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas) y sus capacidades, aunque no es su tarea desarrollar armas de ningún tipo. «Estamos por encima del ojo por ojo», aseguró el experto.

La Ciberagencia tiene su sede en .a ciudad de Halle, en el este alemán. Se fundó en 2020 y está adscrita a los ministerios de Defensa y del Interior. Según la propia información de la entidad, su presupuesto ascenderá inicialmente a 280 millones de euros (306 millones de dólares) desde su fundación hasta 2023.

Hummert dijo que hay que estudiar si en el futuro habría que especificar qué Estados son responsables de los ciberataques o si esto más bien pondría en peligro la seguridad o podría dar lugar a desacuerdos internacionales.

Además, hay que encontrar la manera de que el país pueda defenderse de los ciberataques sin los llamados «hackbacks», es decir, contraataques cibernéticos.

Aunque Alemania no está mal situada en comparación con otros países en materia de ciberseguridad, todavía hay margen de mejora, según Hummert, que añadió: «Incluso países más pequeños, como Estonia, pueden ser un buen modelo para nosotros. En otras cuestiones, sin duda tenemos que seguir nuestro propio camino alemán».