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El Primer Grito de Independencia por Gerardo Molina

Imágenes gentileza del autor

 

Prof. Gerardo Molina – Poeta y Escritor – Uruguay

gerardomolinacastrillo@gmail.com 

El 29 de junio de 1815, en Concepción del Uruguay, el Congreso de Oriente declara por primera vez la Independencia de las Provincias Unidas de toda dominación extranjera.

En su obra “Estudios sobre Artigas” (1), el profesor e historiador Carlos Walter Cigliuti, de quien tuvimos el privilegio de ser sus alumnos por los años cincuenta en el liceo “Tomás Berreta” de Canelones y, luego, amigos, expresa con meridiana claridad, los antecedentes, la conformación, el desarrollo y resultados del llamado “Congreso de Oriente” o “Congreso del Arroyo de la China” (Concepción del Uruguay), donde el 29 de junio de 1815, se da el primer grito de independencia de las provincias unidas respecto de la dominación española. Allí expresa, en su segunda parte “Las etapas institucionales argentinas II”: “Como consecuencia del fracaso de las negociaciones establecidas por Pico y Rivarola en Paysandú con Artigas en mayo de 1815, y mientras se desarrollaban en Santa Fe los sucesos que condujeron al pacto de Santo Tomé, Artigas concibió la necesidad de convocar un Congreso, verdadero Congreso Federal que sesionó en Concepción del Uruguay en junio de ese mismo año. En el mismo, Artigas procuró afirmar contractualmente el principio federal, mediante una estructura jurídica autorizada. Apoyado por la fuerza incontrastable de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Corrientes y la suya natal, el movimiento federal, el del gobierno de las provincias, apoyado por los pueblos del interior, aparecía rodeado de una autoridad política superior. Como resultado del Congreso, se convino en enviar a Buenos Aires, una diputación encargada de reabrir directamente con el gobierno central, las negociaciones tendientes a suprimir las discordias… Artigas y el federalismo dejaban ver, una vez más, de ese modo, su ostensible propósito de evitar medidas irreparables, otorgando a la alternación diplomática lo que no quería dejar librado a la suerte de la fuerza militar. Pero, es aún hoy incomprensible la forma en que el Director Álvarez Thomas recibió y trató a la diputación del Congreso Federal, a menos que se vincule esa conducta a los sucesos posteriores que terminaron con la invasión portuguesa al territorio oriental. Pero el hecho es que el Dr. García del Cossio, de Entre Ríos; el Dr. Pascual Diez de Andino, como diputado de Santa Fe; el Dr. José Antonio Cabrera por Córdoba y don Miguel Barreiro como representante oriental, hayan sido encarcelados y vigilados en Buenos Aires y finalmente, se les haya rehusado un simple acuerdo que afirmaba la paz entre el gobierno central y las provincias que actuaban bajo el Protectorado de Artigas, es prueba suficiente del hondo resquemor que el unitarismo porteño dejaría en el espíritu popular de esas provincias y del sordo repudio que crecería, incontenible, dentro de Buenos Aires mismo , por la duplicidad de una política de privilegios y tortuosidades, destinadas a anular a Artigas, y con Artigas, al noble ideal reparador de la federación rioplatense, que junto con el propósito de Independencia y el establecimiento de la República liberal y democrática, constituían el poderoso basamento del movimiento político que el líder oriental acaudillaba. El Congreso de Oriente afirmó los principios federales y el deseo de paz de Artigas y de las provincias federales. Tuvo el carácter de una afirmación de unidad nacional basada en el gobierno propio de cada provincia y fue una disposición de estilo democrático, pues se adoptaba en el momento en que la organización política que lo promovía había adquirido un poder y una influencia verdaderamente importantes, quizás superiores a las que contra ellos podrían reunir sus adversarios del centralismo oligárquico. Y fue una expresión del régimen federal, prestigiado por el concurso de cinco provincias y el apoyo tácito o expreso, de la mayoría de las demás, dentro del territorio platense.”

 

Los dos congresos independentistas

El escritor e historiador de Firmat, Santa Fe, Gustavo Battistoni, en elcorreodigital.com.ar, expresa al respecto: “El 9 de julio de 1816 ha quedado en la historia nacional como la única declaración oficial de nuestra independencia de España y de toda potencia extranjera. Este hecho importante y resaltable, omite, sin embargo, lo ocurrido el 29 de junio de 1815, en el Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay, donde las provincias del Litoral, acaudilladas por su Protector, José Gervasio Artigas, habían declarado, un año antes del congreso tucumano, nuestra emancipación del yugo extranjero. Las razones del ocultamiento de este importante hecho las hemos explicado en otros artículos. Al no existir ningún documento escrito sobre lo ocurrido aquel 29 de junio, el relato de la historia de las clases dominantes, que iniciaron Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López, ha omitido ese acontecimiento fundamental de nuestra historia. El motivo, explicitado en la correspondencia epistolar entre el fundador del diario “La Nación” y el atrabiliario Vicente Fidel, fue la necesidad, de la que ambos se jactaban, de hacer desaparecer de la historia la figura de uno de los más grandes caudillos sudamericanos. Tal era el odio que le profesaban al gran emancipador del Litoral. A pesar de su denuedo, y el ocultamiento de sus continuadores, no lograron ese objetivo, y por medio de fuentes indirectas de primer nivel, hoy podemos colegir que el artiguismo, que conformaba en un haz en ese momento a la Banda Oriental, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Misiones y Corrientes, había dado el primer paso libertador en medio de un feroz conflicto con Buenos Aires y sus satélites políticos. La historiografía santafesina no fue la excepción en este aspecto, incluyendo a algunos historiadores simpatizantes con la causa federal. En mi caso personal fue un brillante libro del historiador rosarino Juan Álvarez, titulado “Las Guerras Civiles Argentinas”, el que me llamó poderosamente la atención sobre ese tema. Hablando de la Banda Oriental y su influencia afirma: ‘Para esquivar los peligros inherentes a la formación de un estado demasiado pequeño, ingeniaron anexarle aquella parte del Litoral que tenía análogas producciones; y así surgió la invitación hecha en 1815 a Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Córdoba, para constituir un congreso local distinto del que poco después se reunió en Tucumán’. Está claro, a pesar de no citar ninguna fuente documental al respecto, que él tenía pleno conocimiento del Congreso de Oriente de junio de 1815, del que solo narra las palabras anteriores citadas. Las razones por las que este continuador de la visión histórica de Juan Bautista Alberdi no profundiza en el tema nos son ajenas. Pero podemos conjeturar, siendo Juan Álvarez un profundo conocedor de la historia del Litoral, que la presión del relato académico hegemónico ejerció alguna influencia para que un acontecimiento tan trascendental no fuera desarrollado con la profundidad que merecía. “Las Guerras Civiles Argentinas”, es del año 1912. En 1909, había publicado otro libro importante, el “Ensayo sobre la Historia de Santa Fe”, donde no hace ninguna referencia al tema del Congreso Artiguista y solo alude al Congreso de Tucumán, afirmando: ‘Con ese objeto fue convocado otro Congreso General, que sólo resultó parcial porque Artigas no consintió en que enviasen diputados Entre Ríos, Santa Fe, Misiones, Corrientes y la Banda Oriental, en tanto que el Paraguay continuaba aislado y las provincias del Alto Perú en poder de las tropas españolas’. Es evidente, recordando lo afirmado en su libro sobre las guerras civiles, que la ausencia del Litoral en el Congreso de Tucumán, se debió al acto emancipatorio de 1815. El autor de la ‘Historia de Rosario’, evidentemente no le dio importancia al Congreso de Oriente, o no quiso polemizar con la historiografía dominante de su época, que había canonizado al 9 de julio de 1816 como fecha fundacional. Las nuevas investigaciones en torno a lo que ocurrió en el Litoral después del 25 de mayo de 1810, están abriendo nuevos caminos para la reconstrucción de la verdad histórica, mientras que los Institutos Artiguistas de toda Sudamérica están aportando una cantidad de material que llevará a una reivindicación definitiva de los caudillos federalistas de esta zona del continente. José de San Martín, Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes forman parte de lo mejor de nuestro acervo por sus luchas y compromiso con la causa americana. Es hora de que José Gervasio Artigas también ocupe el lugar que merece como defensor del federalismo y de los olvidados de esa Patria Grande por la que tanto luchó y amó”.

(1)Cámara de Representantes, República Oriental del Uruguay, Tecnograf, abril de 1995

 

 

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