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Col. ComunicaSeguridad – Industrias culturales y creativas: Internet y la economía naranja

 

 

Mag. Marisa Avogadro Thomé

Consultora en Comunicación , Estrategia y Seguridad –  Argentina

marisaavogadro@uolsinectis.com.ar

 

La comunicación en la Red establece lazos invisibles de conexión en el ciberespacio: hipertextos, ubicuidad, multiculturalidad, simultaneidad.   El ciberespacio  interactúa entre dos coordenadas: tiempo real y tiempo virtual y genera ciberconsumidores y ciberciudadanos.

En este marco de referencia social, frente al nuevo paradigma de creación cultural, en soportes electrónicos, conforme a la definición aportada por la UNESCO (2009), se entiende por industrias culturales :   Aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial (Avogadro, 2018,23 )

En un mundo globalizado, interconectado, el acceso a Internet redundará en ventajas y desventajas para este sector, teniendo presente que mundialmente al 2022, hay unos 4,95 bi- llones de cibernautas (de los 361 millones que eran en el año 2000); una población mundial de 7,91 billones y 4,62 billones de usuarios mundiales de redes sociales [https://wearesocial.com]

Respecto de las industrias culturales y creativas, siguiendo con las cifras aportadas por la UNESCO en el 2021:

“La economía creativa aporta el 3% del PBI mundial. Las industrias culturales y creativas generan 2,25 billones de dólares estadounidenses y el sector cultural emplea a 30 millones de personas en el mundo” (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2021)

    Mientras que en el 2013, la UNESCO informó que:

                      “Se estima que las industrias culturales y creativas contribuyen en torno al 3,4% del PIB mundial, y entre el 2% al 6% del PIB de numerosas economías nacionales: 2,6% del PIB de la Unión Europea, con cinco millones de empleados en el sector; 4,5% del PIB en los países del MERCOSUR (promedio); y en torno al 2,5% en los países de la región andina con Chile incluido. En la República Popular China, la contribución alcanza al 2,15% con una tasa de crecimiento anual en torno al 7%. Si bien estas cifras responden a metodologías de cálculo diferentes, son indicativas de la importancia económica y comercial de este sector.” (Avogadro, 2018, 24).

    Por su parte, la economía naranja (o creativa) se define como el grupo de actividades a través de las cuales las ideas se transforman en bienes y servicios culturales y creativos, cuyo valor está o podría estar protegido por derechos de propiedad intelectual. Incluye tres principales grupos de actividades: las actividades tradicionales y artísticas, la industria creativa y las actividades que brindan apoyo creativo a las industrias tradicionales (Benavente, Grazi; 2018 – 5)

El año 2021 fue declarado Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible en la 74ª Asamblea General de las Naciones Unidas, que se realizó en el 2019. Ello fue patrocinado por Indonesia y presentada por varios países, entre ellos Australia, China, India, Indonesia, Mongolia, Filipinas y Tailandia.

 

Industrias editoriales

La industria editorial, que forma parte de las industrias creativas, que son aquellas industrias en la cual el producto o servicio ofrecido tiene un elemento creativo o artístico principalmente; están modificando su paradigma en esta sociedad de las nuevas tecnologías.

Internet nos acerca los libros de todo el mundo, a tan sólo un click de distancia, accediendo desde una conexión a la Red, las 24hr del día. Se abre camino una nueva manera de narrar desde  los libros en soporte electrónico o e-book y desde los sitios y plataformas en la Red. Hay nuevas modalidades para editar los libros. Desde el tradicional soporte papel; el nuevo e-book, tanto editado por una editorial como autoeditado por los autores y libros que se comercializan en alguna de las modalidades anteriores, con su versión en CD (compact disk), audiolibros, entre otros, nos ofrecen variantes antes inexistentes.

Inmersos en la cibercultura donde encontramos una virtualidad que convive con la realidad, aparecen nuevas narrativas; nuevos lectores, nuevos editores, autores independientes (indies) y también nuevos soportes tecnológicos, los lectores electrónicos (e-readers), para leer los libros electrónicos (e-books).

En este complejo entramado social, dos grandes desafíos en tiempos de Internet y nuevas tecnologías, lo constituyen la distribución de obras culturales de forma planetaria, donde se respeten los derechos de autor y el evitar los plagios en las mismas. Teniendo presente además, que se consigan los mecanismos de reclamos y sanciones para sitios donde a veces, lo que realizan es copiar el material (texto, foto, video) de un autor, con su nombre y apellido; lo que en apariencias deja una idea de legalidad, sin embargo; son sitios de ofrecimiento de actividades ilegales, que realizan por procedimientos tecnológicos, enlaces a estos materiales sin que el autor se entere.  Por lo cual, dicho autor, es absolutamente inocente de la maniobra efectuada; la cual,  además, le genera un perjuicio moral a él y a su obra y hasta podría tener implicancias legales.

Sobre una de las grandes oportunidades que ofrece Internet para la industria editorial, una ha sido sobre todo para los autores independientes. Porque, teniendo plataformas como las de Amazon.com, por citar algún ejemplo; que de forma planetaria realizan las ventas; que si los autores independientes pueden además de escribir editar su libro; llegan a un mercado potencial al cual no podrían acceder de otra manera. Y a un escaparate para  su trabajo literario, que puede ser muy interesante ya que no estaría visible de otro modo, porque la persona no tiene acceso a las grandes editoriales y/o a los posibles destinatarios.

Otra de las oportunidades de Internet, sería para que las personas se puedan agrupar, y trabajar desde proyectos de industrias creativas y ofrecer sus servicios; gestando proyectos culturales y de editoriales, enfocados en un target diferente al de las grandes editoriales.

La industria editorial trabaja con obras de arte y ciencia, en un universo amplio de productos y servicios creativos, que se derivan de activos intangibles de la economía actual y de naturaleza cultural. Por ello, para poder conseguir un mayor aprovechamiento de las oportunidades que le brinda Internet a este sector, es necesario capacitar a las personas integrantes de emprendimientos de autogestión y pequeñas y medianas empresas de industrias editoriales y de las que deseen aspirar a un proyecto de estas características;  sobre el tema de Internet: ventajas y desventajas; posicionamiento de mercados, derechos de autor tanto de edición; audiovisuales; tecnológicos; diseño de libros electrónicos, etc. Asimismo, capacitarlos en las maneras en que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación le ofrecen muevas modalidades de expresión a sus productos y servicios y también nuevas maneras para acceder a su público potencial comprador.

 

Editores, autores, Internet

Inmersos en la sociedad de las nuevas tecnologías, convivimos con una cultura real y una virtual; esta última caracterizada por la hiperinformación, ubicuidad, anonimato, libertad, la carencia de barreras de tiempo y espacio, elementos sustanciales de la cibercultura; que influyen en el desarrollo de la vida cotidiana de las personas y en el desarrollo de todas las industrias, incluidas las culturales.

Desde la cotidianeidad se favorece el contacto, el conocimiento, la posibilidad de estar como autor en otras geografías, no sólo el país de origen y ello lleva implícito, por esas mismas ventajas, la contrapartida de contar con disposiciones que desde lo legal, favorezcan  la aplicación de los derechos de autor, entre los diferentes países.

Internet ha cambiado el mundo editorial proponiendo nuevas narrativas y lo que ello conlleva: nuevas formas de lectura y de comercialización. En este contexto,  estarán como desafíos, hallar un marco normativo, nacional e internacional, que permita en la medida que aumentan la producción de las industrias creativas, encontrar los elementos de contralor que garanticen la protección de los derechos de autor.

Como bienes y servicios de un mercado productivo, las industrias culturales, llevan consigo además, el valor agregado de la forma de vida de un país y que la información sumada a las posibilidades tecnológicas, redundan en un crecimiento del posicionamiento del sector de que se trate.

Finalmente, las redes interconectadas, serán las mediatizadoras tecnológicas de una nueva sociedad y una nueva manera de crear, comunicarnos y compartir la cultura.

 

REFERENCIAS

Avogadro Thomé, Marisa. (2018). Industrias culturales y creativas. Internet, lectores, derechos. Colección Comunicando. Mar y Arte Ediciones, [pdf version], Argentina, 47 páginas.

Benavente, J y Grazzi, J (2018). Impulsando la economía naranja en América Latina y el Caribe. División de Competitividad, Tecnología e Innovación. Banco Interamericano de Desarrollo. Montevideo: UNESCO.

UNESCO. Por qué la economía creativa en 2021. Recuperado en octubre de 2021. https://es.unesco.org/commemorations/international-years/creativeeconomy2021

We Are Social, (26 de enero de 2022). Digital Report 2022: El informe sobre las tendencias digitales, redes sociales y mobile. https://wearesocial.com/es/blog/2022/01/digital-report-2022-el-informe-sobre-las-tendencias-digitales-redes-sociales-y-mobile/

 

 

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