Poemas de libro «La doble pena de volver a contarlo todo» de Pablo Queralt. Archivo - Archive Arte -Art Número 25 - Noviembre 2025 Poesías 5 de noviembre de 20256 de noviembre de 2025 Pablo Queralt – Médico y poeta – Buenos Aires – Argentina pablo.queralt@yahoo.com.ar Agotamiento del lugar donde los pájaros como pensamientos van y vienen en una soledad muda y viva a la vez por el gusto de estar y no estar son ellos los sentimientos y los sentidos que luchan contra los pensamientos como monjes de clausura por el dolor o el placer de mirar el mundo como un sentido parte pájaro y parte poema. Caminamos caminamos y puedo decir que allí nuestras almas hablaron tan cerca estuvimos que nada tocábamos y ni hablar necesitábamos yo era tu imagen o mi materia era la tuya la sustancia única de nuestras palabras estalladas en su microcosmos al espacioso infinito que era la nada y el todo donde llegamos sin decir que llegamos. Me hago cargo de la cicatriz al fin es lo que hacen los poetas lavan los significantes para que las palabras vuelvan a decir lo que decían mejorar lo que querían destruir por eso se tapan la boca cuando hablan para que no vean lo que dicen ponen el pulso desde lo más secreto del alma con palabras vacías que se hacen oro un silencio de resurrección detalles minuciosos un gota a gota afuera del tiempo vertiginoso una cura en zigzag como la de los que navegan cuando no pueden ir directo. En el agua me siento tan bien porque es el corazón de la metamorfosis el gran solvente donde nadar de foto en foto eso es viajar la alianza con todo lo que relanza la vida y no somos dueños de nada y conservamos la memoria de todo vencer la gravedad la belleza necesaria y vital. En el living de casa tengo un caballo de calesita que me hace acordar cuando de niño iba al parque Lezama y daba vueltas para sacar la sortija en la calesita y siempre estaba el señor que iba con su gato que se creía perro a tomar un café después mi padre me llevaba al bar El Británico a tomar un chocolate caliente con churros en esa atmósfera de magia y misterio de los Domingos por la mañana crecí era como un libro para niños una novela de las abuelas o una canción que no aprendí. Como decía la tía las palabras nunca se quedan en el lugar donde las pones ellas se van por ahí con cualquiera a cualquier lugar siguiendo tras pisada tras pisada lejos donde la música las inunda para ver cómo el mundo toma sus senderos las veíamos desde un rincón del living horas del día hasta el párpado de la noche donde uno se esconde para no ver que había otros caminando en el fondo de nosotros donde se reunían en libertad y persecución invadiendo la casa y el sueño. Estar solo es esto no poder hablar de esto que pasa con mis amigos que ya no están. Es que no puedo salir de ese tiempo estación de cuando comía todo el mundo a toda velocidad porque había que estar en otro lugar porque no había que ponerse atrás de una mula -porque te puede patear y aunque no descanses lo suficiente podes ser feliz-sumergido en esa luz que brilla bajo la superficie de cuando se fue mi último amigo mi documento es ese lo enfrento aun sin querer es todo eso que se desparramó en mí y que descansa en la fuerza de mis brazos.