PhD. Elie Akoury – Escritor, profesor universitario e investigador en matemáticas – Líbano

elie.akoury81972@gmail.com

ARABIC VERSION

كن طاهرا كقلب الرب

En un mundo cada vez más poblado de ruido y contaminación espiritual, la pureza se convierte en una cualidad rara pero necesaria. La pureza no está sólo en la vestimenta o en la apariencia, sino en la intención, en el corazón, en el pensamiento y en el trato con los demás.

Cuando se dice: “Sed puros como el corazón del Señor”, el llamado aquí no es a un ideal humano imposible, sino más bien es un llamado a caminar por el camino de la luz y purificar nuestros corazones del odio, nuestros pensamientos del mal y nuestras acciones del egoísmo.

Sí, el corazón del Señor es puro porque está lleno de amor, perdón y misericordia. Él no guarda rencor, ni devuelve mal por mal, sino que siempre abre los brazos al malhechor, lo busca, lo espera y lo perdona. Ser puro como el corazón de Dios significa vivir con amor incondicional, perdonar a quienes te han hecho daño, ser honesto aunque la honestidad cueste mucho.

Aprendamos del corazón del Señor, porque la verdadera pureza comienza desde dentro, desde esa pequeña voz en lo profundo de ti que te dice lo que está bien y lo que está mal. Cuando le escuchas y purificas tu intención, te acercas más al corazón del Señor y eres luz en un mundo que necesita luz.

La pureza no es sólo una virtud individual, es una necesidad colectiva y una piedra angular de cualquier sociedad saludable. Cuando el corazón de una persona es puro, esto se refleja en sus acciones, su habla, su trato con la gente y su comunicación con el Creador.

Imaginemos una sociedad donde las personas hablen honestamente, piensen bien y se traten entre sí con amor y perdón… ¿Cómo sería esa sociedad? ¿Cómo disfrutarán de la misericordia y gracia del Señor? ¿Cuántos problemas evitaremos? ¿Cuántos corazones descansarán? ¿Cuántas mentes comprenderán el amor del Señor y tocarán Su presencia eterna? ¿Cuántos corazones heridos serán sanados y cuántas penas desaparecerán?

Nuestra sociedad actual está cansada, llena de odio, celos, mentiras, injusticia y explotación. Vemos personas logrando sus objetivos a expensas de los demás, personas pisoteando valores para su propio beneficio personal y personas haciendo cualquier cosa para obtener sus placeres terrenales…

A la luz de tal realidad, la pureza se ha convertido en una rebelión contra la norma predominante, e incluso en una postura heroica. Cuando eliges ser puro, enfrentarás la cultura de la corrupción, te negarás a ser arrastrado al odio y al mal y quedarás expuesto a las artimañas del diablo. Así que la pureza no es una debilidad, sino más bien lo contrario. Es una fuerza que requiere coraje y conciencia. Se nutre de la rebelión contra el ego primero, y luego contra sus acciones antes de ser contra la sociedad.

Una persona pura es aquella que dice no a la injusticia, no a la explotación, no a la falsedad o al mal, sino que dice sí a la verdad, a la paz, al amor y a la bondad.

No debemos olvidar que la pureza es contagiosa. Cuando alguien es verdaderamente puro, la gente se deja influenciar por él y se convierte en un ejemplo para los demás. Su luz brilla y su corazón late de amor y pureza, como dice la Santa Biblia: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán el rostro de Dios”.
Preguntémonos ¿Qué dejaremos atrás? ¿Buena voluntad, amor o reconciliación? ¿O el miedo, el mal y la división?

Que la pureza sea tu mensaje en este mundo. Empiece por usted mismo, porque el verdadero cambio siempre empieza desde dentro.

Oremos y pidamos a Dios que purifique nuestros corazones, que sustituya la dureza de nuestros días por tierna misericordia y que nos haga un espejo que refleje su pureza en la tierra.

Sed puros como el corazón del Señor, no porque seáis perfectos, sino porque camináis hacia la perfección, impulsados ​​por el amor y la fe.

Dr. Elie Youssef Al-Aqouri
Beirut, 8 de abril de 2025