“Días de sangre y dolor de granada” de la autora turca İnci Aral: ¿Cómo debemos concebir “el bien” y “el mal”? Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication Número 22 - Noviembre 2024 7 de marzo de 2025 İnci Aral Fotografía: gentileza de los autores del artículo (recuperada desde https://gazeteoksijen.com/yazarlar/sibel-oral/inci-aral-hakkima-laeye-aldirmadim-195926) Nur Gülümser İlker Universidad de Ciencias Sociales de Ankara gulumser.ilker@tedu.edu.tr Şafak Gümüş Universidad de Buenos Aires sgumus@udesa.edu.ar İnci Aral es una de las autoras más importantes de la literatura turca contemporánea con sus novelas, libros de relatos y ensayos. Nacida en 1944 en Denizli, ciudad del Egeo en Turquía, se graduó en 1964 del Departamento de Pintura del Instituto de Educación Gazi de Ankara. Tras graduarse, enseñó en varias ciudades de Turquía durante veinte años y se jubiló en 1984. Con el éxito de su producción literaria, supo que en adelante sólo quería ser autora. Dedicaría su tiempo a la escritura como profesión principal. Ya había publicado su primer libro de relatos en 1979 y siguió escribiendo y publicando sólo relatos hasta 1991. Sin embargo, desde los años 90, empezó a centrarse en escribir novelas. Tras haber ganado reconocimiento y premios con sus relatos, İnci Aral ha grabado su nombre en la literatura turca con sus novelas. La autora turca tiene doce novelas, siete libros de relatos, cuatro de ensayo y dos guiones. En sus relatos y novelas, aborda los temas del amor, la soledad, ser mujer en una sociedad patriarcal y opresiva, las relaciones duales, la familia y la falta de comunicación. El ambiente de la difícil situación política de Turquía se deja sentir en el trasfondo mientras los temas siguen siendo los mismos que en sus novelas. Sin embargo, Aral no adopta un discurso político a través de los personajes de sus novelas y relatos, y prefiere hacer sentir los dilemas de su país sólo en un segundo plano. La principal preocupación de la autora es el individuo y su psicología conformada en el contexto de sus relaciones con los demás. Özdemir (2008) expresa el tema de las novelas de Aral con las siguientes palabras: “El tema más importante de sus novelas es la falta de comunicación, fuente de todos los problemas y presente en todo tipo de relaciones. La autora, que analiza la soledad y la vida sin sentido de personas deprimidas que se ven expulsadas de la sociedad, atrapadas en la vida, en una rebelión social y cultural, experimentando diversos conflictos en sus mundos interiores, hace hincapié en el problema de la existencia” (967). Los libros de ensayo de la autora reúnen sus escritos en los que somos testigos más cercanos de su visión de la vida. En sus ensayos, escribe sobre temas como la sociedad, el individuo, las normas sociales y la política, así como sobre cultura, literatura, arte, música y cine, donde sentimos su faceta literaria en su forma más sencilla. En este artículo, trataremos del libro de ensayos de Inci Aral titulado “Días de sangre y dolor de granada”, publicado por la editorial Kırmızı Kedi (Estambul) en 2016. En este libro, la autora recopiló sus ensayos escritos entre 2010 y 2013. Además de las tensiones políticas y sociales de Turquía, su libro contiene muchos escritos en los que habla de literatura, cultura y arte. En este artículo intentaremos resumir la visión de Aral sobre la literatura, la humanidad y la vida centrándonos en estos escritos en los que habla de literatura y cultura. En nuestra opinión, un autor es un valor que arroja luz sobre su propia sociedad y su país con sus obras, ya sean novelas, cuentos, poemas, ensayos o obras teatrales. Tanrısever (2010) expresa el impacto creado por un escritor literario con sus obras con las siguientes palabras: “Una figura literaria es como un sociólogo que no sólo arroja luz sobre el mundo anímico del individuo, sino que también analiza y cuestiona la sociedad en la que se desarrolla, e incluso la dirige cuando es necesario” (1). Por supuesto, el autor no debe limitarse a las fronteras de su propio país; los autores que producen una verdadera obra tienen cualidades universales que dejarán huella en el mundo. Porque un autor, una figura literaria siempre tiene cualidades universales aunque pertenezca a culturas y sociedades diferentes. Lo que convierte a una figura literaria en universal y atemporal es que observa la vida, la sociedad y el ser humano con una mirada imparcial y sutil sin estar atada a ninguna ideología, ve los sufrimientos de la humanidad y los interioriza en sus obras y, en cierto sentido, tiene el valor de llevar la realidad de la que es testigo a sus líneas. Tanrısever (2010) afirma que İnci Aral es una figura literaria con las mismas cualidades y valores con las siguientes palabras: “Según ella, la literatura es un acto único de pensamiento, una guía directa que separa al ser humano de la psicología del rebaño, un campo disciplinar con su propio sistema de significados que cuenta a través del lenguaje de las emociones lo que la ciencia no puede decir, lo que las religiones parecen decir pero no pueden conseguir. La literatura es poder contar la tragedia de la humanidad captándola desde dentro” (28). Por supuesto, para que un autor pueda decir cosas sobre el ser humano y la vida en sus obras, necesita reflexionar sobre lo que significa ser un ser humano desde el pasado hasta el presente, tener un gran número de experiencias vitales y ser capaz de evaluar al individuo en diversos aspectos. Baykal (2011), asociando el aspecto literario de İnci Aral, que adoptó mientras producía sus obras, con su experiencia vital, afirma lo siguiente: “Aral, que intenta ver lo invisible, utiliza para ello sus treinta años de experiencia. Concede gran importancia a la psicología humana e intenta reflejarla en profundidad en sus escritos y protagonistas. Se esfuerza por comprender primero a las personas por las que escribe” (3). Como se afirma en esta cita, para que un autor construya la autenticidad de los personajes que crea o de las personas que observa en la vida real y traslada a sus páginas, es importante que intente comprenderlas con sus experiencias vitales, dolores, alegrías, traumas y tragedias. La principal preocupación de Aral como autora universal es tratar de comprender las experiencias y el mundo interior de los demás. En realidad, es una forma de que la autora se reconozca a sí misma. Esta situación se alimenta mutuamente: Conocer a otro es un requisito para conocerse a uno mismo, y conocerse a uno mismo es un requisito para conocer a otro. Por esta razón, İnci Aral es una autora universal que se esfuerza por conocer mundos diferentes con cada obra que crea, y en esta dirección, no renuncia a conocerse a sí misma, y ahí es donde radica la verdadera lucha. Porque es posible ver un trozo de sí mismo en sus obras, acontecimientos y personajes. En este sentido, las obras literarias que surgen con dinámicas de funcionamiento mutuo son fuentes fértiles para ver el aspecto literario de un autor y la originalidad de los mundos que crea. En su libro “Días de sangre y dolor de granada”, İnci Aral (2016) evalúa cómo los autores de todos los rincones del mundo han logrado la permanencia en cada época. En este sentido, en su artículo “Memoria social y literatura”, mientras trata de explicar la importancia de observar y comprender a los demás, también expresa el alcance y el poder de la literatura: “La literatura hace recordar; no permite que se olviden las cosas. Porque su fuente es el ser humano y la vida, y su función es refinar y moldear la emoción y el pensamiento. Los grandes autores del mundo han narrado los fenómenos humanos con una conciencia autoral superior, manteniéndose fuera del lenguaje sesgado, seco y totalizador de la historia, y han creado obras locales en su espíritu y universales en su comprensión del mundo. Estas historias trágicas se expanden de lo individual a lo social, de los mundos interiores a los exteriores, y forman una memoria humana común” (15). En este sentido, la inclusividad y la gran memoria de la literatura demuestran que es un archivo muy importante de la humanidad y de la vida. En este sentido, la literatura ofrece un rico contenido para conocer al ser humano, las sociedades y la vida; para ser testigo de dolores, alegrías, normalidades, anormalidades, diferencias y rarezas. Además, como señala Aral, lo local tiende a lo universal en todos los sentidos; tanto es así que cada uno de los fenómenos enumerados en la frase anterior seguirá existiendo sin falta en la sociedad de cada país, aunque existan diferencias culturales y sociales. Aral sigue abordando el alcance de lo que puede hacer la literatura en su artículo titulado “Cultura de paz”. En opinión de la autora, aunque la literatura trata todo tipo de emociones humanas con su dolor y trauma, siempre conlleva una característica curativa; la literatura construye el bien. Afirma Aral (2016): “La literatura y el arte tienen una importante función en la eliminación de fronteras mediante el intercambio de cultura y pensamiento. Conocerse abre puertas a la comprensión e interpretación del mundo y, al derribar prejuicios, crea el lenguaje del amor, no del egoísmo; de la paz, no de la guerra” (21). Merece la pena mencionar de nuevo que los autores y pensadores que construyen la literatura también deben tener valores buenos y éticos. Para que un autor, un intelectual contribuya a la construcción del bien, debe tener ciertos valores éticos al analizar la vida y los seres humanos y al realizar su propia vida. Aral (2016), en su artículo titulado “Ser un intelectual”, describe el tipo de intelectuales que necesita una sociedad para tener una literatura y una cultura fuertes: “Un intelectual debe tener una sólida visión del mundo, un bagaje cultural, conciencia y amor por la humanidad. En consecuencia, se espera de él que evalúe y critique la sociedad y el mundo, que luche por el cambio y que proponga y defienda perspectivas diferentes y nuevas. El intelectual no es un hombre de un determinado orden, partido o dogma. No puede permanecer indiferente ante el sufrimiento humano y la opresión. No puede desviarse de su camino ni dejarse comprar” (70). Aral piensa que el bien puede construirse a través de los intelectuales, que a su juicio deben ser veraces, valientes, contemporáneos, diferentes, dedicados, trabajadores y observadores. Tanto es así que si hay “bien” en la cultura y la literatura de una sociedad, es gracias a los intelectuales del bien de esa cultura y esa sociedad. Por supuesto, para que surjan estos intelectuales del bien, se imagina una sociedad consciente de lo que es el bien y el mal. En este punto, Aral (2016), en su artículo “El bien y el mal”, define estos conceptos: “El bien; es todo lo que la voluntad humana desarrollada encuentra valioso a través de su elección basada en su propia naturaleza y pensamiento. Lo contrario de esto es el mal. Una persona que se encierra en el mundo de las creencias y los valores trasnochados, cuyos pensamientos no pueden abrirse a los valores universales, la justicia, los derechos y el amor, no puede proteger el núcleo innato del bien de su corazón. Esa persona no ve su propio mal; está inquieta e intranquila en su alma solitaria. La persona del bien, en cambio, nunca tiene la sensación de que detrás de su mirada, cuando se encuentra con sus propios ojos, hay otra persona viviendo en la oscuridad. Además, reconoce y comprende inmediatamente el brillo en los ojos de otras personas del bien” (292). Por lo tanto, “el bien”, en la descripción de Aral, encuentra su definición en un terreno mucho más ético e intelectual, con una profunda dimensión filosófica, en un terreno tan cercano a la realidad. Cuando pensamos en el contexto de las definiciones del bien y del mal de la autora, destacan sus críticas a algunas situaciones y fenómenos de su tiempo, que suponemos facilitan el camino hacia el mal. Por ejemplo, en su artículo “Tecno-Homo”, la autora expresa el hecho de que la sociedad ya no reflexiona lo suficiente y que el mundo digital actual ha embotado el acto de pensar: “Se imprimen y se leen más libros que antes de 1940. Pero nuestra preocupación prioritaria en Internet embota nuestra capacidad de leer en profundidad. Porque leer es importante no sólo para adquirir información, sino también por las imágenes y asociaciones que las palabras crean en nuestra mente. Cuando leemos un libro con serenidad, hacemos inferencias, establecemos similitudes, sentimos emociones y generamos nuevos pensamientos. La lectura profunda nos permite sentir profundamente y estimula nuestra creatividad” (52). Una sociedad cuyo pensamiento se ha embotado, incapaz de pensar con profundidad y sutileza, acostumbrada a placeres y satisfacciones superficiales y momentáneas, se vuelve incapaz de percibir y evaluar lo que sucede y se acerca así al mal. De hecho, con la afirmación citada anteriormente, Aral también ofrece una receta para acercarse al bien: acostumbrarse a pensar profundamente, con sutileza y sin prisas. Aral (2016), entre sus reflexiones de que la lectura ya no es una actividad tan importante y poderosa como antes, también llama la atención sobre un reproche hacia los lectores de novelas en su artículo “¿Qué ha pasado con el lector de novelas?”: “Mi opinión es que la novela actual se está distanciando de la vida y del lector en todo el mundo. La razón principal es que la novela de hoy no puede ir más allá de los temas que la visualidad y las ramas afines del cine, las series, las películas, etc. cuentan de forma muy atractiva. Puede ser consolador pensar que esta industria también se nutre de la literatura, pero muy pocas obras de autores tienen la oportunidad de convertirse en películas o series de televisión. Mientras tanto, es necesario mencionar el hecho de que tanto el autor como el lector han perdido su inocencia. Por ejemplo, una palabra o una actitud contradictorias pueden llegar a ser más importantes que lo que produce el autor. Es que las ventas y la cultura pop funcionan de una manera que favorece la corrupción. El autor que se resiste a esto, que puede afrontar la vida y trata de mantener la ética, tiene dificultades para llegar al lector. Las novelas escritas para crear importancia, ya sea buena o mala, para preparar el terreno para el debate planteando una idea que creará una agenda, están perdiendo rápidamente su credibilidad” (186). En el mundo apresurado e insaciable de la cultura popular, donde la gratificación instantánea es el objetivo, es muy difícil que se aprecien obras originales y genuinas. Esta situación es una vez más un indicio de una sociedad que no ha adquirido el hábito del pensamiento profundo y sutil. Por desgracia, el acto de leer y pensar está perdiendo rápidamente su importancia en una sociedad formada por personas que buscan una satisfacción rápida e inmediata, que no dedican tiempo a pensar, que no muestran selectividad y que se rigen por los caprichos instantáneos de la cultura popular. Además, Aral cree que todos estos cambios culturales y sociales han causado grandes daños no sólo en el terreno intelectual, sino también en el de las relaciones. Los conceptos de amor, lealtad, fidelidad, confianza, amistad y cariño se han visto dañados en la misma medida que el acto de pensar. De hecho, todos estos fenómenos se afectan mutuamente; por lo tanto, la pérdida de profundidad del pensamiento es un hecho que dañará automáticamente los valores humanos. En su artículo “Inadecuación”, Aral (2016) afirma lo siguiente sobre cómo se ha vaciado el concepto de “amor” en la actualidad: “En cuanto al amor; el amor es salvaje hoy. […] Hay una generación de jóvenes solitarios urbanos que buscan constantemente el amor, pero que no pueden superar la sexualidad vulgar y las uniones rápidas, y que carecen de educación artística y emocional. El lenguaje del amor se ha convertido en un árido lenguaje telefónico. Ahora las relaciones se viven con botones, se borran pulsando una tecla. Las parejas de hoy nunca han conocido el placer de anhelar y esperar apasionadamente a alguien, de escribir y recibir cartas. Así es como se aprende a amar” (38). Según esta situación, en una sociedad acostumbrada a la velocidad, las prisas y la gratificación instantánea, fenómenos como la espera, la paciencia, el pensamiento y la garantía de la formación de emociones a largo plazo pierden su valor. En última instancia, Aral equipara los actos de lectura y pensamiento que se pierden en sociedades que cambian y se transforman rápidamente con los valores humanos inevitablemente perdidos. Tanto es así que una persona que no piensa no examina el antes y el después de sus acciones, no evalúa lo que espera de su comunicación con otro, lo que necesita emocional e intelectualmente; no se reconoce. Una persona que no se conoce a sí misma tampoco conoce a nadie más; y quien no intenta conocer al otro no se conoce a sí mismo. Donde no hay profundidad ni reflexión, hay amores instantáneos y baratos, amistades inseguras y placeres rápidos que no aportan felicidad. En este caso, ¿dónde nos situamos entre el bien y el mal? Esta es quizá la pregunta que más surge en los escritos de İnci Aral en su libro “Días de sangre y dolor de granada”. Obras Citadas Aral, İ. (2016). Kan Günleri ve Nar Ağrısı (Días de sangre y dolor de granada). Estambul: Editorial Kırmızı Kedi. Baykal, N. (2011). İnci Aral’ın Hikâye ve Romanlarında Kadın (Mujer en los relatos y novelas de Inci Aral). Universidad de Estambul. Instituto de Ciencias Sociales. Departamento de Lengua y Literatura Turcas. Tesis de maestría. Özdemir, G. (2008). 1980 Sonrası Toplum Problemlerinin İnci Aral’ın Romanlarına Yansıması (Reflejo de los problemas sociales posteriores a 1980 en las novelas de Inci Aral). II Congreso Internacional de Estudiantes de Lengua y Literatura Turcas, Estambul, Turquía, 4-6 de agosto. Volumen 2, 965-980. Tanrısever, S. (2010). İnci Aral’ın Romanlarında Kadın ve Kadın Sorunu (La mujer y la cuestión “mujer” en las novelas de Inci Aral). Universidad de Selcuk. Instituto de Ciencias Sociales. Departamento de Lengua y Literatura Turcas. Tesis de maestría.