Anselm Kiefer: el artista alemán que lucha contra el olvido cumple 80 años Archivo - Archive Noticias - News Número 23 - Marzo 2025 9 de marzo de 20259 de marzo de 2025 Por Sabine Glaubitz (dpa) París, 7 mar (dpa) – Dos renombrados museos de Ámsterdam se unen por primera vez para mostrar la extensa obra del artista contemporáneo alemán Anselm Kiefer en su 80 cumpleaños. Esto permite pensar que la obra de Kiefer es tan importante que hacen falta dos museos para hacerle justicia. La retrospectiva «Anselm Kiefer: dime dónde están las flores» en los museos Van Gogh y Stedelijk quedó inaugurada hoy viernes, un día antes del 80 cumpleaños del pintor y escultor afincado en Francia desde hace más de 30 años. La obra de Kiefer puede experimentarse en su totalidad en Ámsterdam. En el Museo Van Gogh, 25 obras del artista germano son expuestas junto a algunos de los cuadros más emblemáticos de Van Gogh, ya que Kiefer se refirió en repetidas ocasiones con admiración al maestro neerlandés, especialmente a sus cuadros de girasoles. A su vez, el arte de Kiefer se despliega en todo su poder simbólico en el Stedelijk Museum. Además de obras icónicas de la década de 1980, se exponen trabajos creados especialmente para la muestra, incluida la monumental obra que da título a la exposición. Con uniformes, pétalos de rosa secos y oro, escenifica el eterno ciclo de la vida y de la muerte. La instalación de Kiefer mide 24 metros y se extiende alrededor de la histórica escalinata de forma poderosa y sobrecogedora, como toda su obra. El artista nació el 8 de marzo de 1945 como hijo de un oficial del Ejército alemán en el refugio antiaéreo de un hospital en Donaueschingen, en el suroeste del estado federado de Baden-Wurtemberg, pocas semanas antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Kiefer pasó la infancia entre las ruinas de una Alemania destruida. «En cierto modo, jugaba con las ruinas», recordó años más tarde en declaraciones a la emisora de radio France Inter. Esta temprana experiencia de destrucción es palpable en toda su obra. En sus cuadros no suele haber personas, sus paisajes se ven incendiados, los materiales son pesados y llenos de historia. Su lenguaje visual es inconfundible: paisajes escultóricos grises cubiertos de ceniza y paja, girasoles envueltos en yeso, monumentales libros de plomo y lienzos gigantescos que parecen las ruinas de civilizaciones pasadas. La guerra, los mitos y el universo caracterizan la obra monumental de Kiefer, que explora la historia, la filosofía y la naturaleza. Para él, la monumentalidad no significa solo grandeza, sino que es una reflexión sobre lo inconmensurable, lo infinito del universo. «¿Dónde empieza y dónde acaba la monumentalidad?», se preguntó una vez en una entrevista con la radio Deutschlandfunk. «En realidad, en relación con el cosmos, no hay nada monumental», señaló. Sus obras -pinturas, esculturas, instalaciones- tienen una presencia física. Materiales inusuales como el plomo, la ceniza, los girasoles quemados, la tierra y la paja carbonizada se incrustan en sus superficies como recuerdos en la historia. Son símbolos de fugacidad y transformación, de energía y conexiones cósmicas. Kiefer explora la historia alemana, a menudo de forma provocadora, desde finales de la década de 1960. Sus «Símbolos heroicos» de 1970 -autorretratos con saludos a Hitler- causaron controversia, especialmente en Alemania. Allí fue el primero en romper el tabú de enfrentarse al pasado nazi de una forma tan radical. En 1992, Kiefer abandonó su país natal y se instaló en Francia, en Barjac. En 2007 se trasladó a París, donde posee desde entonces un estudio de 35.000 metros cuadrados en el suburbio de Croissy-Beaubourg. Hace tiempo que Francia lo acogió como un héroe nacional. En 2020, el presidente francés, Emmanuel Macron, encargó a Kiefer el diseño de varias obras para el Panteón. Para William Rubin, el antiguo curador del Museo de Arte Moderno de Nueva York, ya fallecido, Kiefer era el artista contemporáneo más reconocido de todos. Rubin no creía que ningún pintor estadounidense o europeo contemporáneo fuera tan bueno como Kiefer, según declaró una vez a la revista de arte «stayinart». Para el historiador de arte británico Simon Schama, Kiefer tiene la capacidad de mantener el pasado presente en nuestras mentes. Como dijo el experto en un programa de la BBC británica, Kiefer libra una guerra contra el olvido. Y nadie lo hace como él.