La llave por Claudia Barraza Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication Número 22 - Noviembre 2024 6 de noviembre de 20246 de noviembre de 2024 Fotografía de la autora Claudia Silvia Barraza Escritora – La Plata – Buenos Aires – Argentina silviabarraza_1959@hotmail.com La resistencia al dolor y al padecimiento ¿Podemos tolerar sin límites? El desgarrarse a cada paso mientras caminan entre las ruinas de lo que fue su vida, sus recuerdos, sus objetos más queridos. Las miserias que trataban de esconder del resto pero que eran suyas y ahora pasaron a formar parte del gran montón de otras miserias ultrajadas y ventiladas por almas sin compasión. Hasta dónde se puede tolerar… si las risas de los niños no estarán, si los ancianos que resguardaban nuestro pasado también fueron silenciados. Tengo que regresar pero no sé a dónde. Tengo una llave, la llave de una puerta de una casa que ya no tengo. Tengo un millón de lágrimas que tuve que contener porque la urgencia no permitía la distracción de llorar. Qué haré con tanta soledad en mi corazón. Las horas de cada día se comparten con extraños que ya no lo son, son hermanos en el dolor, son hermanos pisando la misma tierra en donde nacimos todos y de la cual nos han querido erradicar. No tienen derecho a truncar nuestros futuros, nuestros proyectos de vida, de familia y de seres humanos que pensaron en el porvenir de sus hijos y en el pasado que nos legaron. Ya no están las fotos ni los libros, no hay ventanas al monte ni puertas al mar. Los olivos solo existieron en mis sueños más remotos, y el perfume de albahacas fue solo algo que me contaron hace mucho tiempo. No poseo papeles, no poseo familia. ¿Quién se llevó mis noches de risas y buenos momentos, bullicio de veranos cenando bajo las parras?. La nieve del invierno, blanca, inmensa ante nuestros ojos, desapareció para transformarse en un manto rojo, sucio y repleto de lágrimas que la van arrastrando hasta hacerla otra vez barro. Tal vez si miro el bosque de cedros, allá muy lejos, quizás si llego con esfuerzo hacia él, podré abrazarlos fuerte y sentir algo de eso que no nos pudieron robar. La fuerza del árbol testigo de la historia hará que renazcamos con más entrega y coraje porque en sus raíces sigue fluyendo eso que nos pertenece, que nos hace distintos. Ojala así sea. Inshallah