Una obra breve como la ola del mar por Ángela Gentile y Javier Alvarado Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication Número 20 - Marzo 2024 5 de marzo de 202412 de marzo de 2024 Prof. Ángela Gentile – Escritora – Buenos Aires – Argentina Prof. Javier Alvarado – Panamá librosdelmundo.g@gmail.com “UNA OBRA BREVE COMO UN GOLPE DE MAR” (Lectura de Mandala, último libro de Horacio Castillo) El asombro encierra el instante en el cual se reafirma la admiración. Esto ha sucedido a quienes temprana o tardíamente ingresan a la obra del poeta argentino Horacio Castillo. Javier Alvarado, destacado poeta panameño, resume de este modo su descubrimiento: Hay una premisa que me gustaría afirmar y reafirmar siempre: “Horacio Castillo (1934-2010) es uno de los grandes poetas de la lengua española”. Este enunciado va aunado a una obra única, una obra breve pero intensa como un golpe de mar. Los poemarios de Horacio Castillo suelen ser cortos en su extensión, pero con una maestría indiscutible en sus poemas, con una versatilidad en los versos y con una vasta cultura que se despliega en los tópicos de los mismos. Tuve el primer acercamiento a su nombre tras una conversación con el poeta Jorge Boccanera, quien me dijo que lo había llevado de candidato al Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y que, ante el desconocimiento de su obra por el resto del jurado, no pudo conseguir el merecido reconocimiento que también habría validado con creces a la presea chilena. Quedamos en que Jorge Boccanera me conseguiría libros, pero el tiempo fue pasando hasta que, en una charla de sobremesa en la mágica ciudad de Salamanca, en el Encuentro Iberoamericano de Poetas en España; le escuché decir a la poeta y académica Ángela Gentile que había sido amiga personal de Horacio Castillo y al mostrarle mi interés, no dudó en hacerme llegar libros y textos en fotocopias, ya que eran ediciones limitadas y que no circulaban en el extranjero. En mi caso particular llevo en mi memoria la voz de Horacio Castillo en los atardeceres en la ciudad de Berisso, a finales de los años ‘70 donde él se reunía con nuevas voces que intentaban la poesía. Tenía un modo de hablar y fumar pausado; lo cual creaba la atmósfera adecuada para la escucha. Pasaron los años y el silencio acompañó siempre a Horacio, creo que poseía el espíritu trágico de los griegos que tanto amaba. Una palabra era el universo en el sentido amplio del verbo. En ese devenir por las etimologías en busca de lo no dicho escribió su obra. Javier Alvarado escribe: La obra de Horacio Castillo es precisamente una exaltación de lo humano y una nostalgia de lo divino. En él encontramos toda una gama teológica multicultural desde las religiones antiguas y su interpretación de lecturas de libros sagrados. Lo humano está presente en sus versos mostrando la alquimia, el sentimiento, los dobleces, la ternura y las crueldades; se basa y se reivindica en la historia del mundo. Fundamentada razón la de Javier; pues Horacio era la interpretación de sus propias preguntas. Esa épica que se respira en sus versos, donde la condición del hombre no es superior a un canto, a una ausencia o a una piedra, todo hace de él un poeta diferente. Hemos elegido su último libro Mandala personalmente para traducirlo al italiano y Javier para hablar sobre la poética de este texto que desde llega a la no-palabra, al silencio, a esa “Nada” que alguna vez Horacio Castillo escribiera “vino a comer de mi mano”. Javier Alvarado reflexiona luego de su lectura: El texto Mandala el cual nos remite al diagrama simbólico desde la tradición del budismo sobre la evolución del universo y que podemos encontrar hoy día con una amplia escala de colores, de diseños, donde se asocia al plano visual e interpretativo o de apreciación del arte hacia lo espiritual; Horacio Castillo nos lega un Mandala desde las palabras. He aquí el punto iniciático: Destino veloz hacia el corazón de lo neutro Neuter=la lengua virgen y arriba en el colmo un incesto magnético. ¿Cómo sobrevino? Llevaba un zapato negro y el otro rojo, la campanilla colgada del cuello. “Soy una rama retirada del altar de lo dual”, dijo, y reconocí la voz de mi hermano —mi hermano, lengua de una misma lengua. Su poesía superó las encrucijadas y fue traducida a otras lenguas, se instaló de este modo en el desafío de la interpretación. Horacio amaba la Divina Comedia; y, de hecho, ha titulado algún poema en reconocimiento a la bella lingua: Destinazione rapida al cuore del neutro Neuter= la lingua vergine e in cima un incesto magnetico. Com´ è successo? Indossava una scarpa nera e l´altra rossa, la campana appesa al collo «Sono un ramo ritirato dall’altare dualistico”, disse, e riconobbi la voce di mio fratello –mio fratello, lingua di una stessa lingua. Javier Alvarado ha percibido que: El poema avanza con toda la magnificencia del misterio: Hablábamos y resplandecía el atajo de lo diferente. Callábamos y se consumaba el misterio de la profanación. Parlavamo e la scorciatoia del diverso s´illuminava Tacevamo e si consumava il mistero della profanazione. Castillo transitó cada verso como un peregrino. Ya no era el poeta en la barca de Caronte ni aquel Eneas con su padre sobre los hombros. Él prosiguió la búsqueda del sospechado vacío que la palabra contenía; y esta, viajó con él a la otra orilla; un οὐτόπος donde —según los griegos— siempre hay fiesta porque alguien regresa a su origen. El escrito de Javier Alvarado es extenso y continúa en la dirección indicada por los senderos del análisis poético, proponiéndonos regresar por la relectura de la poesía de Horacio Castillo: El texto propone la deconstrucción de las palabras, la conformación de las sílabas y su reordenamiento de infinitas posibilidades: Género vacante, astucia de lo múltiple. “Adiós”. Entonces la palabra se partió en dos: a-dios, no dios, luego en cuatro, ocho, dieciséis, treinta y dos, miríadas de partículas flotando a la deriva que volvían a agruparse y formaban cadenas, cenefas, sistemas, estructuras, combinaciones,(…) Sistemas, estructuras y combinaciones en la antigua y nueva lengua. Neologismos escritos o hablados. Grafías y sonidos. Genere vuoto, ingegno del multiplo, «Addio». Allora la parola si spezzò in due: a-dio, non dio, poi in quattro, otto, sedici, trentadue, innumerevoli particelle che galleggiano allo sbando si ricompattavano e formavano catene, mantovane, sistemi, strutture, combinazioni, Aquel mensajero del poema Omphalo nos ha guiado por su poesía, nos ha permitido saber que arriesgarse al silencio de la palabra es parte del compromiso con la poesía. Horacio Castillo nos habla aún de “una libertad desconocida, no albedrío: libertad”