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Un sufí pionero de la poesía turca: Yunus Emre – por la Dra. Nur Gülümser İlker y el Prof. Şafak Gümüş

                                                                                   Yunus Emre[1]

 

Dra. Nur Gülümser İlker – Universidad de TED –  Lectora – Ankara, Turquía

gulumser.ilker@tedu.edu.tr

Şafak Gümüş – Universidad de San Andrés – Doctorando – Buenos Aires, Argentina

sgumus@udesa.edu.ar

 

Yunus Emre (1238-1328), considerado el fundador de la poesía tradicional turca, nació en Eskişehir, Anatolia, durante el periodo Selyúcida. En el primer periodo juvenil de su vida, estuvo en el monasterio de derviches de “Tapbuk Emre”[2] en Ankara, donde recibió educación sufí en el camino de convertirse en sufí. En los últimos años de su vida, viajó de ciudad en ciudad para madurar incorporando su pensamiento sufí con su experiencia vital, y llegó a conocer a mucha gente de diversas clases, sectas, religiones, etnias y culturas. De este modo, Yunus Emre desarrolló su original pensamiento filosófico sobre la vida, la humanidad y el universo. Yunus Emre, como un poeta tradicional turco, escribió poemas durante toda su vida y estos poemas pasaron de boca en boca. Como sufí, su estilo de vida y su filosofía, cuyo objetivo es reconocer su propio yo (o conocerse a sí mismo), madurar espiritualmente, encontrarse con el Creador y beneficiar a sus creados, son elementos que se leen claramente en sus poemas.

Los siglos XIII y XIV en los que vivió Yunus Emre fueron un periodo de invasiones mongolas en Anatolia, así naturalmente un periodo de conflictos y disturbios sociales. Durante este periodo, tanto la agitación política como los conflictos religiosos y sectarios fueron intensos. En este entorno caótico, Yunus Emre vio todo tipo de vida y gente. Él, en tal entorno, viajó como un derviche[3] para encontrar su propio yo y alcanzar al Creador reconociendo a sus creados. Escribió sus poemas dotántolos con sus experiencias y pensamientos auténticos acerca del ser y el universo. A pesar de que en primer lugar adoptó la creencia coránica, respetaba todas las religiones y a la humanidad, no separaba los libros sagrados de las religiones entre sí y se acercaba a todas las comunidades religiosas con compasión y respeto. Así, como poeta, desarrolló una forma original de pensar. Aunque las raíces de su educación están arraigadas en la fe coránica, para Yunus Emre es más decisiva la relación entre el Creador y lo creado que las religiones. Por tanto, para él lo importante es la inteligencia del universo[4] y la unidad universal[5], no las religiones. En una vida impregnada por la inteligencia del universo, descubrir el propio yo y aprender quién se es mediante madurar espiritualmente son los principales objetivos del ser humano.

Yunus Emre desarrolló un estilo poético original mezclándolo con este pensamiento. Sus poemas son sencillos con los versos breves y claros. En cada uno de los poemas de Yunus Emre se leen su amor por el Creador y el universo manifestado divinamente en cada uno de los creados. Es un pensador/poeta que se pregunta por la existencia, la inteligencia del universo, y desea ver/alcanzar a Dios a través de cada uno de sus creados. Como se ha dicho, para él no hay diferencias de raza, religión, clase o lengua. Él contempla un todo único mirando las partes, las piezas. Especialmente en una época de intensos conflictos religiosos y sectarios, Yunus Emre, que asume como su deber beneficiar a cada grupo social respetándolos y hace de ello su filosofía de vida, se convierte en un nombre destacado que inspira y da esperanza a próximas generaciones.

Según el pensamiento de Yunus Emre, cada ser humano, cada ser vivo, es una parte del todo universal, la inteligencia divina, es decir, Dios; todo es la manifestación de él. Es alcanzar a Hakk (la verdad divina) entrelazándose con la gente. Yunus Emre, que vio la manifestación de Dios en la vida, en el humano y en el creado, buscó la madurez espiritual a lo largo de su vida, estuvo en constante movimiento con el fin de conseguirlo, reconoció varias vidas y se enfrentó a muchas dificultades, experiencias, que le “ardieron”[6] en su vida. Su objetivo es llegar al Creador estando en la esencia misma (en el centro) de la vida.

Según la filosofía de Yunus Emre, el humano debe conocerse primero a sí mismo para alcanzar a Dios. Debe conocer a su propio yo. Debe conocer sus orientaciones, sus debilidades, sus miedos, sus deseos. Este es el primer camino hacia la madurez espiritual. El humano debe afrontar las dificultades, madurar lentamente, no rendirse y alcanzar su propia esencia entrelazándose con los creados. En la filosofía de Yunus Emre, ser uno con la sociedad, ser uno con la gente, estar entre ellos está en primer plano en lugar de vivir una vida ascética e aislada. Al mismo tiempo, el camino para alcanzar el propio yo no es separarse del pueblo. Por otra parte, esto es también el camino para llegar a la inteligencia divina, es decir, a Dios. Y esto es amor. Según Yunus Emre, el amor a Dios y la madurez del propio yo con amor es uno de los objetivos más elevados, súblimes de la vida.

Yunus Emre viajó por Damasco, Tabriz, Bagdad, Najcivan y Shiraz con su amor a Dios. Aunque vio muchos tipos de personas y de vidas, sólo vio una cosa que permanecía igual en todas ellas, la manifestación del Creador; la manifestación de la inteligencia del universo. Según el poeta turco, esto es lo que hace que toda la humanidad, los seres vivos, las vidas, las religiones y las geografías sean iguales e indistinguibles entre sí. Cada parte, cada pieza del universo procede de Dios y es su reflejo. Esta filosofía suya fue repetida por muchos “abdal”[7]  y derviches desde su época y dejó su influencia en el Imperio Otomano y llegó hasta nuestros días. Y hoy, la filosofía de Yunus Emre ofrece una perspectiva única sobre los sorprendentes aspectos del ser humano, de la existencia, del caos o del orden universal.

Al mismo tiempo, Yunus Emre es un poeta popular que no calló ante la opresión, el mal y la injusticia, y los criticó con su poesía y su filosofía. Criticó a los gobernantes injustos de la época y a los charlatanes que se imponían como santos por engañar a la gente y jugar con sus vidas, sus esperanzas. El poeta turco, que no tenía pelos en la lengua ni temía a los crueles y embusteros, adoptó una postura firme con el valor y la confianza en sí mismo que le aportaban el reconocimiento de su propio yo y su intenso amor por su Creador. Por tanto, oponerse al opresor es proteger los derechos de todo ser vivo, que es la manifestación del Creador. En otras palabras, esta acción es la misma que alcanzar a Dios y sentir amor a la vida, los creados y a Dios.

El poema[8] de Yunus Emre a continuación expresa su anhelo de ser uno con el Creador, sin codiciar las posesiones mundanas y, al mismo tiempo, sin aferrarse egoístamente a la promesa de las riquezas del paraíso:

 

Ni me alegra la riqueza ni me entristece la pobreza,

Me consola tu amor, a ti te necesito.

[…]

El paraíso, al cual ellos adoran,

Son solo unas mansiones y unos huríes,

Dáselos a quien los quiera, a ti te necesito.

[…]

Yunus me llamo, aumenta día a día mi fuego[9],

En ambos mundos lo mismo deseo, a ti te necesito.

 

En el poema siguiente expresa que por mucho que reze, lo que es mucho más importante es el buen comportamiento, las buenas maneras y no romper corazones:

 

Una vez que rompes un corazón,

Ya no rezas desde el corazón.

En el mundo entero, ya todos,

Se lavan la cara y las manos[10].

 

Si un corazón alegras,

Si la honradez abrazas,

Si un favor otorgas,

Aunque pequeño sea,

No es poco nunca.

 

En el siguiente poema, el poeta turco expresa su filosofía que mantiene a distancia los sentimientos maliciosos y el odio:

 

A nadie le guardamos rencor.

Nos es amigo incluso el enemigo.

Dondequiera que desolación haya,

Nos es una ciudad, un barrio.

 

No importa quiénes seamos.

Nuestro enemigo es el odio.

A nadie le guardamos rencor,

Nos es igual todo el mundo.

 

En este último poema, Yunus Emre expresa que mientras no se reconozca a sí mismo y a los creados, que son la manifestación del Creador, es inadecuado aunque tenga todo el conocimiento que quiera:

 

El conocimiento es conocer la ciencia.

Y el conocimiento es conocerse a sí mismo.

Si no te conoces a ti mismo,

¿Para qué sirve leer tanto?

[…]

No digas que lo suficiente has leído y conocido.

No digas que mucho has rezado.

Si no conoces al Creador,

¿Para qué es todo esto?

 

En consecuencia, Yunus Emre es un poeta que no se deja atrapar ni por el placer de lo material ni por las promesas de lo espiritual como paraísos, etc. Lo que le importa es ser uno con el Creador. Es un poeta que intenta escuchar la voz de su propio yo en el camino hacia al Creador. Y es un pensador que sigue el rastro divino del Creador, que ha impregnado todo el universo y trata de alcanzarlo. De este modo, Yunus Emre es un nombre que ha inspirado a siglos.

 

REFERENCIAS:

[1] La foto recuperada por: https://tarihikadim.com (31.10.2023).

[2] Tapduk Emre fue un sufí turkmen de Jorasán. Haji Bektash Veli, otro filósofo sufí turco muy importante, confió a Yunus Emre a Tapduk Emre y así comenzó el viaje sufí de Yunus Emre.

[3] Significa sufí que viaja de un lugar a otro con el fin de conocer a la gente y a sí mismo para alcanzar al amor divino.

[4] Para Yunus Emre, la inteligencia del universo es el Dios, el Creador, Alah.

[5] La unidad universal se refiere al Creador y sus creados juntos.

[6] En la filosofía sufí, para alcanzar a la madurez espiritual, primero hay que arder. Eso se refiere a encontrarse con las dificultades de la vida y conocerse a sí mismo.

[7] Se les decía “Abdal” a los viajeros que elaboraban pensamientos filosóficos y los plasmaba en sus poemas.

[8] Los poemas de Yunus Emre en este ensayo fueron traducidos por los escritores İlker y Gümüş.

[9] Cuando dice Yunus Emre que su fuego está aumentando, quiere decir esto: Su fuego aumenta, arde más. En otras palabras, está ganando un gran impulso en el camino de la madurez frente a diversas dificultades.

[10] Se trata de lo siguiente: En el Islam, la ablución se realiza antes de la oración, y con ella se lavan las manos, la cara y los pies. Se afirma que esto ya es algo normal, y que al hacerlo, uno no se diferencia de los demás. Se hace hincapié en que lo más importante es no romper los corazones.

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