Carta a un joven con vocación de poeta Archivo - Archive Ciencias y Comunicación - Science and Communication Número 12 - Julio de 2021 8 de agosto de 202122 de agosto de 2021 Marta de Arévalo – Escritora y Poeta uruguaya mfdearevalo@gmail.com CARTA A UN JOVEN CON VOCACION DE POETA[1] Escribes poemas. Y porque escribes, sueñas. O tal vez escribes, porque sueñas.. Todo el que tiene vocación de escritor, tienes vocación de darse, vocación generosa y apremiante de ser, en los otros. Necesidad luminosa de perpetuarse en infinitos TU. De expandir los infinitos YO que no le caben en su estatura humana. Por eso sueña, plasma en el lenguaje, publica… Porque el ser humano, individuo social, es, aunque no siempre, solidario. Y siendo solidario y social – aunque por poeta, solitario – se comparte. Que significa, dar recibiendo. Extender la mano plena y recogerla espléndida de correspondencia. Vocación difícil esta del poeta. Siempre al margen de los otros, con la necesidad imperiosa de compartirse y con una vital necesidad de silencio y recogimiento, casi nunca entendida. Habitando una extraña serenidad, una mano asida a la Gracia y la otra a la tristeza. – dualismo de un mismo arcángel – Gracia, gozo de ser manantial, trino, luz, Tristeza que tiene una razón tan honda que solo la intuición conoce. Si eliges esta senda, sabe que tendrás que estar solo. Solo aunque ames, solo aunque te amen. En la multitud, en la angustia y hasta en la dicha, solo. Con una soledad más adentro del hueso y de la sangre. Más profunda que todo lo que escribas y lo que te quede sin escribir. Si tuviera derecho, te aconsejaría. vivir. La felicidad está en las pequeñas cosas, la sonrisa de un niño, partir nuestro pan en paz, familia y amistad próximas. Y el Amor, que espera por tu corazón. Pero sé que cuando llevamos dentro una estrella que nos devora, elegimos desangrarnos en esta estrella que nos devora. En la sinrazón que vivimos los poetas. Caminando a tientas a pesar de esa luz inmensa. Pero no te angusties ni profundices demasiado en esto que te digo. Deja que el tiempo corra y la vida labre los perfiles de tu alma y de tu mente, es decir, déjate crecer. Y mientras, escribe, trata de superarte. Lee y estudia. Escribe sin descuidar otros deberes. La vida está llena de caminos e ignoras por cual has de andar. Prepárate para andar por todos. Y vive. Goza la vida plenamente. No hay mayor sabiduría que vivir a tiempo. Sueña y ama confiado. El soñar nos hace dueños del tiempo y del espacio. El amor y la fe crean todo lo digno de ser vivido. Trabaja y estudia. No hay otro milagro que el trabajo ni más libertad que la que otorga la cultura. Y no hay camino hecho a la medida de nadie. Todo hay que hacerlo y rehacerlo. El secreto del arte, como el secreto de la vida, es andar. Andar y compartir. Creer, crear y crearse. Crecer en uno mismo para renacer desde el corazón del prójimo a través de una obra que une las sensibilidades. Así, pues, crece y crea. Y cree en ti mismo fervorosamente. Y cuando hayas llegado al corazón de tu estrella, si las hallas – no la guardes, avaro, en la mano apretada. Deja que alumbre generosamente a todo el que se acerque a su fragancia. Porque la Estrella es la Rosa de que nos hablaba Gabriela Mistral: «No defiendas la rosa te quemaría con su resplandor» Ojalá entiendas mi mensaje. Marta [1] Escrito para Julia en 1978. Publicado en 1991 en la revista BLANCO