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Artigas y las vacunas

Prof. Gerardo Molina – Poeta y Escritor – Uruguay

gerardomolinacastrillo@gmail.com

 

Muchas páginas –prosa y verso- hemos dedicado a exaltar la inconmensurable figura del Prócer, su ideario, sus luchas, su acción al frente de la Liga Federal, su destierro, pero había quedado en el tintero esta otra preocupación suya. la salud de su pueblo. Y he aquí que un tema de actualidad, tan recurrente y controvertido en veces, nos lleva -de la mano de importantes estudiosos- a repasar este capítulo en la vida del Héroe.

 

Libertad, Educación, Salud

La libertad de América forma mi sistema y plantearlo mi único anhelo en carta a Manuel de Sarratea del 11 de febrero de 1813 o Sean los orientales tan ilustrados como valientes, santo y seña de los patriotas del 26 de mayo de 1816, por la creación de nuestra primera biblioteca pública, mientras llegaban a Purificación las cartillas, tablas de contar y elementos de gramática que Artigas había ordenado imprimir en Montevideo para la ilustración de la juventud. Y aun en aquella inusual palpitación de los caminos que fuera el Éxodo: Ellos lo han resuelto… A las familias siento infinito no poder contenerlas en sus casas… Cada día miro con admiración sus rasgos de heroicidad y constancia… Y al Cabildo de Montevideo Sería benéfica la multiplicación de la vacuna tanto en nuestra provincia, como en el Entre Ríos, Corrientes y Misiones el 17 de marzo de 1816, citamos como una mínima muestra de sus inquietudes y preocupación por su pueblo, que permanentemente guiaron su lucha.

 

Un médico poeta

A Edward Jenner, médico rural y poeta, se debe el descubrimiento de la vacuna antivariólica. También llamado el sabio-poeta debido a la pasión que sentía por escribir y manifestar sus sentimientos a través de la poesía. La viruela era una enfermedad que se había convertido en una terrible epidemia. La gente de su pueblo lo creía loco, porque había empezado a probar la vacuna contra la viruela con un niño sano de ocho años llamado James Phipps, después de que el tratamiento dio un resultado favorable lo empezó a utilizar con otras personas, ante la cerrada oposición de otros médicos. Las personas creían que si se vacunaban les crecerían apéndices vacunos en el cuerpo. Esto sucedía por 1796.

“La vacuna –escribía Juan M. Aubriot- es un líquido que se halla en las vejiguillas desarrolladas en el pezón de las ubres de las vacas. Las personas ocupadas en ordeñar, con facilidad o inconscientemente solían romper algunas de esas vejiguillas, inoculándose en alguna de las grietas o heridas que tuvieran en las manos. De esta observación, nació la práctica de vacunación, provocando artificialmente la enfermedad por un pinchazo donde pueda entrar la vacuna, lográndose así el mismo resultado que con la vacunación accidental”.

Los historiadores señalan que –ante el éxito del experimento de Jenner- en 1803, el rey Carlos IV de España envía una expedición a cargo de dos médicos y una enfermera para vacunar a todo su imperio. Para conservar la vacuna, agregaron 22 niños huérfanos que se la trasmitían de unos a otros. Se calcula que hasta 1814, tras pasar desde Texas a Argentina por el Atlántico y luego por el Pacífico hasta Filipinas y luego China, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna había inmunizado a medio millón de personas y fueron dejando personal entrenado para seguir la tarea.

 

Las comunicaciones al Cabildo

Desde Purificación, son varias las cartas de Artigas al Cabildo de Montevideo en relación con las vacunas contra la viruela, que azotaba varias provincias de la Liga Federal. Reproducimos algunos fragmentos de aquellos documentos.

Sería benéfica la multiplicación de la vacuna tanto en nuestra provincia, como en el Entre Ríos, Corrientes y Misiones, donde especialmente hace fatales estragos. Con este socorro a la humanidad se conseguirá que no perezcan tantos como actualmente está sucediendo. He recibido el ejemplar que Uds. me remitieron y las dos lancetas. El vidrio llegó quebrado y sin virus. El físico inglés dice que todo se ha desvanecido. Por lo mismo, será loable que Uds. los hagan remitir a los departamentos de la Provincia. Espero con brevedad todos los que Uds. puedan mandarme para repartirlos en estos pueblos y en todo el Entre Ríos, debiendo cuidarse de su seguridad en el acomodo (17 de marzo de 1816).

He recibido los vidrios de vacunas que han llegado sin lesión y a un tiempo en que la viruela comienza a cundir con empeño. En Misiones me aseguran que sucede lo propio. Estimaré del celoso empeño de Uds. me remita algunas otras, luego que se recoja el virus, con algunos cuadernillos de instrucción para remitir a Misiones, Corrientes, Entre Ríos y demás pueblos que necesitan de este beneficio interesante a la humanidad. (11 de abril de 1816)

Al comandante Andrés Artigas:

Remito a usted ese libro que contiene la instrucción de la vacuna para que se ponga en todos los que no tienen viruela, que es el mejor preservativo contra este contagio desolador. Al efecto va esa instrucción manuscrita, que con ella y el cuadernito cualquiera puede hacerse cargo de vacunar a los jóvenes y conservar la vacuna. Por lo mismo remito a Ud. dos vidrios para que de ese modo el físico y algún otro curioso, facultativo o inteligente puedan perpetuarla y recogerla, haciendo ese beneficio a la humanidad. (29 de abril de 1816)

Y al Cabildo de Corrientes

Remito a Ud. un cuadernito de instrucción para fomentar el progreso de la vacuna, a cuyo efecto va igualmente un vidrio con el pus suficiente para su propagación. (2 de mayo de 1816)

 

Desde Salto. Una reciente entrevista

Ofelia Piegas, docente, historiadora, referente de la cultura salteña, con sus lúcidos 94 años, fue entrevistada por el programa Al Pan Pan de Radio Sarandí, donde desplegó sus vastos y acendrados conocimientos de la historia y, segura y convincentemente, hizo valiosos aportes a la campaña de vacunación. Ante las dudas de muchas personas sobre la vacunación, citó textos y repasó el trabajo de Artigas para conseguir las vacunas y adquirir el conocimiento para producirlas. En algunos momentos de su charla expresó: Curas claves en el asesoramiento del Prócer fueron Otazú, Monterroso… La viruela, rubeola, varicelas, paperas… todas las epidemias se curaron con vacunas. Hay que creer en las vacunas. Las vacunas han hecho desaparecer la ’peste’ a nivel mundial. No se sabe lo que significó en un momento dado de una epidemia -lo estamos viviendo ahora- el auxilio de la vacuna ¡por favor! Esto es un episodio más de cantidad de episodios que fueron y que serán. Para cerrar con un seguro y necesario mensaje: ¿Cuál es la conclusión que tiene que sacar la gente? Que las epidemias sólo se curan con vacunas. Miedo tenemos que tenerle a la enfermedad, no a las vacunas.

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