Corazón Viajero – Romance de Marta de Arévalo Archivo - Archive Arte -Art Número 5 - Marzo 2019 Poesías 10 de marzo de 201912 de junio de 2019 Kenul Ismayilova – See Wonders – Azerbaiján Marta de Arévalo – Escritora uruguaya mfdearevalo@hotmail.com CORAZON VIAJERO A Pablo. Este era un niño viajero. Tenía por corazón una vela marinera y en las manos un timón. I Recuerdo al niño idealista que en fantasía y leyendas ensayaba porvenires de aventuras marineras. Solía soñar, mirando el guiño de las estrellas, que dominaba las olas entre hazañas y tormentas. Su sueño de todas horas por la sangre novelera le navegaba en un mapa de ansiedades y de esperas. Y le decía a su madre: “Verás que te he de llevar a pasear en mi goleta hasta el lejano Madrás. Del polo sur hasta el norte y por rumbo ecuatorial, iremos cual dos amantes sobre las olas del mar. Desde grumete a vigía y en el timón he de estar y serás, madre, en mi barco, capitana general. Cuando dejemos la costa navegando hacia estribor, los cuatro rumbos del viento nos darán la orientación. Se agitarán las gaviotas –pañuelitos en adiós– y nos harán un cortejo el delfín y el tiburón. El ojo en luz de los faros se hará destello en mi voz. Por mi guitarra de cedro el viento se hará pastor. Sobre el vaivén de las olas, en Brasil o Nueva York, en Grecia, Japón o Australia, han de escuchar mi canción.” Tendido sobre la arena navegaba el soñador, mil sirenas lo tentaban en romántica ilusión. II El tiempo, feroz tornado, atrapó el velero blanco y la vida arrió las velas en los sueños del muchacho. No pudo ser marinero. Ocupa sus nobles manos en rigor de carpintero encariñado a su banco. Sueña en un casco andariego cada vez que pule tablas y el martillo sobre el clavo canta la fiesta del agua. Por la noche la guitarra lo lleva en rumbos y en ansias por el mar de los arpegios como si fuera una barca. Y aún promete a su madre, que tiene nimbos de plata: “Todavía he de llevarte río arriba en una balsa. Remontaremos el cauce donde el camalote pasa, ojos azules abiertos de americanas distancias. Bogaremos bajo el arco de rojos ceibos en gracia y el río de caracolas abrirá cordial sus aguas. Las bocas del río Negro nos verán pasar cantando con un rumbo de amatistas y naranjales al Salto. La tarde tendida en luz irán las garzas surcando, como una alborada rosa sobre el caudal milenario. Y para alegrar tus ojos te encontraré entre los zarzos, un talismán de luceros en la noche bien labrados, que ha de bajar jubilosa la Cruz del Sur a mi mano tendida entre junco y agua como un remo iluminado.” Y así suele divagar… Mientras canta entre su encanto la dulce voz del soñar y la digna del trabajo. Marta de Arévalo Uruguay, 1977. Del poemario Cincuenta Romances dedicados